El Universal

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sábado, febrero 26, 2005

El presidente Teflon


Por James Neilson
A Ronald Reagan lo llamaban el presidente Teflon. Para despecho de sus enemigos, asombro de los neutrales y regocijo de sus simpatizantes, luego de sumergirse en otro baño de suciedad el "gran comunicador" saldría sonriente con su imagen tan inmaculada como antes. Parecía que todo lo malo le era ajeno. Aunque nadie lo acusaría de tener el mismo don de gentes que Reagan, Néstor Kirchner también ha sabido cubrirse de Teflon, aquella sustancia maravillosa de Dupont que según los fabricantes "evita la adherencia y el empastamiento de la suciedad" y "favorece el deslizamiento". Hasta los progres lo quieren porque, les aseguran, "no ataca la capa de ozono".
Kirchner, pues, es un privilegiado. Episodios escabrosos que resultarían más que suficientes como para hundir a otros mandatarios no parecen afectarlo en lo más mínimo. ¿La plata de Santa Cruz depositada en el exterior? Carece de interés. ¿Las anomalías que se han detectado en sus declaraciones juradas? No tienen importancia. ¿Su trayectoria como cobrador de deudas implacable, oficio que le permitió comenzar a acumular la mayor fortuna presidencial desde vaya a saber cuántos años? Una anécdota, nada más. ¿La negativa a entender que su salud es un asunto de Estado? No significa nada. ¿El silencio de radio que mantuvo durante días después de la catástrofe del boliche República de Cromañón? Fue una reacción apropiada. ¿Su costumbre de tratar mal a sus colaboradores? Se debe a su carácter fuerte. ¿El descontrol sistemático que hizo de Ezeiza el aeropuerto favorito de los narcotraficantes? El Gobierno o, cuando menos, el Presidente nunca tuvo nada que ver con la empresa Southern Winds que está en el epicentro de lo que amenaza con convertirse en uno de los escándalos más graves de los tiempos últimos.
Demás está decir que Kirchner dista de ser el primer presidente de la historia argentina que haya contado con una suerte de patente de impunidad otorgado por una sociedad agradecida. Juan Domingo Perón tuvo uno: "Puto o ladrón, queremos a Perón" coreaban sus incondicionales cuando aún estaba proscrito. Otro así beneficiado fue Carlos Menem, el transgresor emblemático, hasta que un buen día el país se negó a renovarlo. Sin embargo, mientras que la voluntad de tolerar las excentricidades de Perón y Menem puede atribuirse al clima de bienestar que se difundió por el país en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y en la época de gloria de la Convertibilidad, a Kirchner le ha tocado gobernar en un lapso más espartano. Si bien en términos macroeconómicos el país ha crecido mucho en los casi dos años de la gestión kirchnerista, lo ha hecho de manera llamativamente menos equitativa que en cualquier período de rebote del pasado. Además, es de suponer que a esta altura la mayoría de los nuevos pobres -varios millones de personas- entenderá que nunca le será dado recuperar el nivel de vida de antes de la caída. Y para colmo, la "estrategia" económica del gobierno de Kirchner se basa en un dólar "recontraalto" cuyo mérito principal consiste en que sirve para mantener recontrabajos los salarios de los trabajadores.
Los deseosos de saber el porqué de la popularidad duradera de Perón y la con fecha de vencimiento de Menem la achacaban no sólo a las circunstancias sino también a sus características personales. Creían que en cierto modo encarnaban el argentino promedio, este ser mítico que se ufana de su capacidad para salir adelante, sustrayéndose a las situaciones más comprometidas, gracias a su simpatía y a su desprecio por las reglas que suelen respetar individuos menos vivos. ¿Es éste el secreto de la capacidad evidente de Kirchner para plantear por encima del mar turbulento en el que otros mortales luchan por mantenerse a flote? En parte, lo es. No cabe duda de que a la gente le ha encantado su prepotencia truculenta frente al FMI y los acreedores. En su opinión, se trata de una forma de defender la dignidad nacional, de luchar contra un mundo que se ha mostrado perversamente reacio a entender que el desastre argentino no puede ser culpa de los argentinos mismos.
Tal explicación resultaría convincente si después de algunos meses de vacilación la mayoría, debidamente impresionada por las embestidas de Kirchner contra las fuerzas armadas y la Corte Suprema menemista, hubiera optado por festejar sus hazañas, pero no ocurrió así. A pesar de haber recibido los votos de apenas el 23 por ciento del electorado, al iniciar su gestión Kirchner ya contó con la aprobación de buena parte de la población del país porque en la Argentina malherida y confusa de mediados de 2003 la ciudadanía quería tanto confiar en el Presidente que no titubeó en darle su pleno apoyo aunque poco antes se había mostrado contraria a la "estrategia" que impulsaría. Tal vez hubiera actuado igual si el ganador fuera Menem, Ricardo López Murphy o Elisa Carrió, personajes de ideas diferentes que, en el caso de los dos primeros, hubieran emprendido un rumbo muy distinto del elegido por Kirchner, pero puesto que es imposible rebobinar la historia no hay forma de saberlo.
De todas maneras, el que tantos hayan querido que el Presidente sea protegido por una versión moderna de la égida que amparaba a ciertos héroes de la mitología griega nos dice mucho más acerca del estado actual de la cultura política del país que de la personalidad de Kirchner. Aunque la presión ciudadana está impulsando mejorías puntuales en algunos ámbitos, sigue profundizándose la decadencia de los Poderes Legislativo y Judicial. No es que el Ejecutivo los estén socavando adrede, aunque como es lógico aprovecha todas las oportunidades para fortalecer su propio rol, sino que la conciencia de que en última instancia casi todo depende de la imagen del gran jefe es de por sí desmoralizadora. Por justificadas que puedan ser, las purgas drásticas que esporádicamente ordena Kirchner sin que nadie trate de oponérseles por miedo a desatar una crisis de desenlace imprevisible están debilitando cada vez más las instituciones del país.
Lo que hace tan atractivo el hiperpresidencialismo, porque es de eso que se trata, es que simplifica muchísimas cosas. Cuando lo que más cuenta es el ráting del inquilino de la Casa Rosada, lo demás – la calidad de las instituciones, la labor parlamentaria, la eficiencia administrativa – pasa al segundo plano. En la campaña electoral que está comenzando, la incidencia de tales temas será con toda seguridad escasa. Los resultados se verán determinados por factores primordiales como los supuestos por la lealtad de los votantes hacia alguno que otro candidato y por la presunta relación de ciertos personajes con Kirchner. Jugará un papel fundamental la convicción voluntarista, casi mágica, de que si uno apoya al Presidente será más probable que su gestión resulte exitosa.
Desde el punto de vista de muchos políticos, la simplificación extrema que es propia del hiperpresidencialismo entraña muchas ventajas. Al fin y al cabo, para abrirse camino no tienen que hacer mucho más que declararse fieles al gran líder de turno. Ya que es mucho más provechoso ser obsecuente de lo que sería trabajar con tesón y honestidad en un intento de servir a la comunidad, empresa que a menudo supone enemistarse con una horda heterogénea de corruptos y haraganes, no es del todo sorprendente que el grueso de la clase política nacional se haya granjeado el desdén de la ciudadanía que, conforme a las encuestas de opinión, lo cree irremediablemente mediocre, sin por eso proponerse mejorarlo prestando más atención a las cualidades de su integrantes que a sus presuntos compromisos con el Presidente o con un caudillo local que, por su parte, por razones netamente pragmáticas hoy en día propenderá a afirmarse tan kirchnerista como el que más.
Para los opositores, es especial para los ex radicales Carrió y López Murphy, la voluntad colectiva de permitirle a Kirchner despegarse de cualquier desgracia es motivo de mucha frustración. La chaqueña ha reaccionado haciendo de Kirchner el blanco de andanada tras andanada de fuego retórico, calificándolo de "guarango" y pronosticando para el futuro cercano una implosión apocalíptica del Estado nacional, catástrofe que es de suponer pondría fin al kirchnerato, aunque es factible que el Teflon resulte capaz de salvarlo del destino triste así previsto. Por su parte, López Murphy parece haber decidido reciclarse en un dirigente popular que, como otros del mismo género, no tendrá demasiado interés en enterarse de todos los detalles desagradables que podrían encontrarse en los prontuarios de sus aliados eventuales, o sea, apostar a que como Kirchner no se vea obligado a pagar ningún costo político por los pecados cometidos por sus socios.
Noticias.

La evolución según Stephen Jay Gould


Poco antes de morir, Stephen Jay Gould dio a conocer "La estructura de la teoría de la evolución", libro que concentra medio siglo de valiosas discusiones sobre los alcances del darwinismo y que constituye un acontecimiento para la biología, acechada aún hoy por el "creacionismo". La traducción de esta inmensa obra —de 1.426 páginas— llega al lector argentino, que encontrará en lo que sigue un conciso comentario y algunas claves para entender la revolución teórica de Gould.

JAVIER SAMPEDRO.
Es fácil recordar que Stephen Jay Gould fue uno de los evolucionistas más destacados del siglo XX, y uno de los raros científicos que han sabido enganchar al lector general. También es fácil certificar que La estructura de la teoría de la evolución, publicada en inglés dos meses antes de la muerte de Gould, es su gran legado intelectual, la culminación de más de 30 años de exploración de la inabarcable y accidentada geografía del pensamiento darwiniano. Lo difícil viene ahora: ¿a quién se puede recomendar sin rubor un libro científico de 1.426 páginas?En primer lugar, naturalmente, a los lectores de Gould, que son una legión, pero sólo después de una advertencia. El científico es conocido sobre todo por sus ensayos de divulgación y este último no pertenece a esa categoría. El libro, que es a la vez una erudita historia del pensamiento evolucionista, una revisión crítica de la teoría de Darwin y una ambiciosa propuesta para reformarla, va dirigido sobre todo a los especialistas en esa materia. Pero Gould insistió siempre en que él escribía de la misma forma para los científicos y para los legos, y decía la verdad. Incluso sus artículos técnicos son un ejemplo de claridad y buena prosa. Es, de hecho, uno de los pioneros de lo que se podría llamar divulgación interdisciplinaria, un género en auge que está triunfando allí donde los programas de estudios fracasan cada vez más: en ofrecer a los especialistas en un terreno un panorama comprensible de otra disciplina inconexa.Esa, tal vez, ha sido la mayor contribución de Gould a la biología evolutiva. Sus ideas siguen siendo muy discutidas y sólo el tiempo dirá cuáles de ellas sobreviven al implacable escrutinio de los datos, pero si hay algo que nadie le puede negar es que ha conseguido atraer al campo de la evolución a una nueva generación de científicos de otras áreas —genetistas, biólogos moleculares, bioinformáticos— que, de no haber leído a Gould, hubieran permanecido atados a su árbol y ajenos al bosque circundante. El lector general se puede beneficiar de esa prosa científica ávida de transparencia y cuajada de interés, de detalle histórico, de contexto cultural. La estructura de la teoría de la evolución, por más elevadas que sean sus ambiciones teóricas, puede ser comprendida por cualquier lector inteligente y disfrutada por cualquier persona interesada en la aventura intelectual de su tiempo.La propuesta de Gould para el evolucionismo del siglo XXI se puede resumir en tres puntos. Primero, la selección natural —el motor de la evolución descubierto por Darwin hace un siglo y medio— no consiste siempre en una competencia entre individuos. Quienes compiten son a veces genes, a veces individuos, poblaciones y a veces especies enteras. Segundo, la selección natural no es el único motor de la evolución. El genoma tiene su dinámica interna, y hace propuestas interesantes por su cuenta, sin que la adaptación al entorno local (fundamento del darwinismo clásico) tenga un papel preponderante. Tercero: la evolución no es siempre una transición suave, continua y gradual. La excepción más conocida son las extinciones masivas, que pueden venir causadas por un suceso tan drástico e imprevisible como el impacto de un gigantesco meteorito. Las tres ideas son polémicas pero ésta es la marca de las vanguardias científicas.Este resumen, desde luego, no hace justicia al libro. "Dios mora en los detalles", repetía Gould, y los detalles son los verdaderos protagonistas de esta obra. Poca gente la leerá entera, pero eso mismo pasó con El origen de las especies, y 146 años después de su publicación seguimos discutiendo sobre él.
(c) Babelia y Clarín.

Tras las huellas de El Silencio


El periodista Horacio Verbitsky investiga en "El silencio", su nuevo libro, la complicidad de la Iglesia Católica argentina con la detención-desaparición de personas durante la última dictadura. Aquí, un comentario del libro que revela cómo fue vendida a la Marina una isla que era propiedad eclesiástica y que sirvió para ocultar flagrantes violaciones a los derechos humanos cometidas en la ESMA. Además, una entrevista con el autor.

MARIA SEOANE.
Una isla entre las 350 islas, canales y ríos que cruzan el delta del Tigre pudo seguir siendo el lugar bucólico donde la virtud, el placer y la vida explotaran, como en primavera explotan las flores y el deseo. Podía seguir siendo el territorio enmalezado de un recreo donde el cardenal Antonio Caggiano continuara buscando el reposo por la fatiga de haber conducido a la Iglesia Católica argentina durante medio siglo. En los primeros meses de 1979, sin embargo, Caggiano estaba por morir y la vida en la Argentina era una variable de ajuste del poder terrenal. Un poder enervado ante la posibilidad de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a la Argentina esa primavera, ante el alud de denuncias de violación a los derechos humanos y la presión de la administración norteamericana del presidente James Carter sobre la ferocidad de la dictadura argentina. Si la diplomacia del silencio parecía terminar con esa visita de la CIDH, el poder del silencio y del secreto de los crímenes cometidos y por cometer debía ejercer una fuerza inversa casi sobrenatural para ocultarlos a los ojos del mundo. Horacio Verbitsky vuelve a escribir —como hizo con El vuelo— sobre el destino de los desaparecidos y prisioneros en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Esta vez, en El silencio, el autor hace una nueva revelación casi metafísica sin antecedentes en el mundo: la existencia de un campo de concentración en una propiedad eclesiástica. Y que en esa isla del Tigre, llamada "El silencio", que la iglesia vendió a los grupos de tarea de la Armada recalaron, para escapar a los ojos de la CIDH, numerosos prisioneros de la ESMA.Durante el juicio a las juntas militares en 1985, y en años posteriores, se escucharon testimonios de sobrevivientes y familiares de desaparecidos sobre la colaboración de ciertos estamentos religiosos con la represión. Verbitsky retoma testimonios ya conocidos pero agrega precisiones sobre cómo fue el nivel de colaboración de esos estamentos en la ESMA, donde fueron recluidos en su mayoría militantes montoneros y religiosos vinculados a las ideas de catequesis del Concilio Vaticano II que habían tomado el camino de una iglesia defensora de los pobres vinculados a la izquierda peronista. El autor lo hace con testimonios en salas judiciales, con entrevistas a los sobrevivientes —entre ellos, Graciela Daleo y Víctor Basterra—, con entrevistas a religiosos y a militares vinculados a la represión. Con singular precisión, y con la inestimable colaboración de la periodista francesa Marie-Monique Robin, Verbitsky analiza las matrices que llevaron en tiempos de la Guerra Fría a que la iglesia militarizara la piedad y reivindicara en pleno siglo XX las prácticas y objetivos de la Inquisición: esta vez, los herejes eran los comunistas, ateos y revolucionarios de todas las latitudes fueran laicos o religiosos. Verbitsky señala cómo hacia 1958 desembarcó en la Argentina la primera avanzada de la Cité Catholique, un brazo de una organización monárquica L'Action Francaise creada por Charles Maurras. El jefe de la Cité fue Jean Ousset y tuvo entre sus colaboradores —señala Verbitsky— a un experto francés en acción psicológica, coronel Jean Gardes, que desarrollaron el concepto de "subversión" para combatir sin ley ni moral a quienes consideraban enemigos. Se sabe que entre ellos estuvo el propio Charles De Gaulle, acusado por estos prohombres de haber traicionado a Francia al retirar las tropas de Argelia, a la que habían sometido como campo de tortura. Estos antecedentes sirven a Verbitsky para contar el desembarco en Buenos Aires del enviado de Ousset y su relación con el Ejército argentino. Gardes contará en sus notas cómo en 1963 el capitán de corbeta Francisco Lucas Roussillon le propuso darle protección a cambio de asesoramiento en técnicas antisubversivas. Este fue el inicio de un adoctrinamiento de la Armada en esa técnica, bajo la idea tremenda, compartida entonces por el cardenal Caggiano, de que la guerra anticomunista era "una guerra santa e interna, es decir, contra los ciudadanos".En 1961, se inauguró con la presencia de Caggiano y del entonces presidente Frondizi el Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria en la Escuela Superior de Guerra: allí, una de las consignas era explicar lo que el obispo Dietrick von Niekin pensaba en 1411 de los "infieles": "Cuando la Iglesia se ve amenazada deja de estar sujeta a los mandamientos de la moral…" Es decir, la idea de la Inquisición puesta en la cabeza de los oficiales argentinos siguió su curso implacable. Verbitsky señala, ahora centrando la lupa en la relación entre el Vicariato Castrense y la Armada argentina, que hacia 1975, cuando el cardenal Caggiano dejó en manos del obispo Adolfo Servando Tortolo el Vicariato Castrense y de su secretario familiar y privado, monseñor Emilio Grasselli, la secretaria del vicariato y del provicario Victorio Bonamín las tareas de purificar las almas de los militares que no se sujetaran a "ningún mandamiento moral" para su tarea de "pacificar" la Argentina convulsionada, comenzó un largo contubernio de ese sector de la Iglesia con la represión.Una parte importante del libro de Verbitsky es el detalle de cómo con la colaboración de un sector de la jerarquía eclesiástica los catequistas y sacerdotes "díscolos" eran desprotegidos por su orden y luego secuestrados. Desfilan, así, los casos del secuestro y desaparición de Mónica Quinteiro, María Marta Vázquez Ocampo y su esposo César Lugones, de Mónica Mignone y de los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics. Con una prosa ágil, notablemente transparente, distanciada, que por momentos asemeja a una descripción donde el solo hecho narrado produce una conmoción destilada y dolorosa sobre el lector, Verbitsky vincula al actual cardenal primado de la Argentina, Jorge Mario Bergoglio con el caso del secuestro de los jesuitas Yorio y Jalics, en 1977, entonces sacerdotes de la villa del Bajo Flores. Con testimonios a favor y en contra, que incluyen el de Bergoglio, el de los jesuitas mencionados y el de la abogada de derechos humanos y amiga de Bergoglio, Alicia Oliveira, Verbitsky abre el más tremendo enigma (se llega a sostener que el actual cardenal estuvo presente en un interrogatorio a uno de los jesuitas secuestrados) sobre la responsabilidad en ese caso de quien tiene hoy la tarea de cuidar las almas de los argentinos y la moral a los poderes públicos. El libro toma un curso infernal a partir del momento en que se anota la seducción del Papa Paulo VI por Emilio Massera, el acuerdo del entonces nuncio apostólico Pío Laghi y del arzobispo Tortolo y sus vicarios Grasselli y Bonamín en el proceso de "recuperación" —llamando así al proceso por el cual los militantes montoneros secuestrados en la ESMA debían trabajar como mano de obra esclava al servicio de los planes políticos del almirante— de los chupados en el casino de oficiales de la marina. Se cuentan diálogos espeluznantes entre Grasselli y los familiares desesperados de la víctima que lo visitaban. Las listas que manejaba y chequeaba permanentemente con la Armada y la ESMA, sus definiciones de si estaban vivos o muertos, sus mentiras, su posible visita a ver los chupados en la ESMA y cómo eran sus vínculos con los marinos del grupo de tareas del almirante para participar en la gesta de "salvación" de esos militantes. La participación del sacerdote venezolano Alfonso Naldi en la operación donde Grasselli enviaba al exterior a los secuestrados de la ESMA y la narración minuciosa de cómo ese grupo de tareas se transformó en una unidad de negocios para estafar y robar —el caso del marino traficante de armas y suicidado Horacio Estrada o de Ricardo Cavallo, detenido en México y enviado a España— completan esta novela trágica de la Argentina. Grasselli fue citado en numerosos juicios y fue entrevistado para este libro. Da su posición. Sin embargo, la cadena de hechos que llevan a venderle al marino Jorge Radice, responsable de los negocios inmobiliarios de la ESMA, la isla "El silencio", en una transacción con documentos falsos secuestrados a uno de los prisioneros de la Marina, es de una magnitud de difícil elusión. El infierno en nombre de la fe adquiere un perfil preciso en el libro de Verbitsky cuando se describe con detalles que involucran testimonios de muchos isleños cómo los últimos secuestrados de la ESMA —el caso de Telma Jara de Cabezas— permanecieron ocultos o cómo trabajadores esclavos o, apresados por la banalidad del mal fueron obligados a acompañar en jornadas de pesca a sus captores, en esa santa isla en 1979. A tantos años de aquella tragedia, el viaje por el delta hacia "El silencio" tiene la potencia de lo sobrenatural y de la interpelación más profunda para los hombres de fe. Deja el testimonio más pleno de que la moral cristiana se hundió, en aquellos años tremendos, en el lodo de la boca del Chañá Miní.
Ñ
Aunque no dejo de tener un juicio crítico sobre Verbitsky, creo que es importante lo que se cuenta en este libro.

EE.UU. debate sobre la mente de los asesinos más brutales


Los psiquiatras forenses discuten acerca del concepto de "maldad". Un experto clasificó 22 niveles de comportamiento malvado.
Benedict Carey. THE NEW YORK TIMES. ESPECIALMuchas veces, los asesinos hacen algo más que cometer un crimen. Algunos seducen a sus víctimas y las someten a torturas prolongadas. Otros tienen gustos exóticos, por la vivisección y la humillación sexual. Muchos realizan sus rituales horrorosos tanto por placer como por cualquier otra razón.Algunos científicos forenses se pusieron a pensar en esta gente no simplemente como personas perturbadas sino como personas "malas", en el sentido de que su salvajismo deliberado y habitual desafía cualquier explicación psicológica o intento de tratamiento.La mayoría de los psiquiatras suele evitar la palabra "malo": dicen que su uso precipitaría un juicio moral que podría derivar en penas de muerte innecesarias y oscurecería la comprensión de los crímenes violentos.Aun así, muchos forenses dicen que su trabajo los obliga a reflexionar sobre el concepto del mal y algunos hasta admiten que no pueden encontrar otro término para ciertos individuos que han evaluado.En un esfuerzo por estandarizar qué hace que un crimen se torne particularmente atroz, un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York ha desarrollado lo que llama una escala de depravación, que califica el horror de un acto por la suma de sus detalles macabros.Por otra parte, un experto en personalidad de la Universidad de Columbia publicó una jerarquía de 22 niveles de comportamiento malvado, que deriva de biografías detalladas de más de 500 criminales violentos. "Estamos hablando de personas que cometieron atrocidades, que lo hacen a repetición, que saben lo que están haciendo y que actúan en tiempos de paz", dijo el doctor Michael Stone, el psiquiatra de Columbia. "Sabemos quiénes son estas personas y cómo se comportan" y es hora, dijo, de ponerle nombre a su comportamiento.Los líderes religiosos occidentales, los teóricos de la evolución y los investigadores psicológicos coinciden en que casi todos los seres humanos tienen la capacidad de cometer actos brutales, incluso cuando no están directamente amenazados."El mal es endémico, es constante, es potencial en todos nosotros. Casi todos hemos cometido actos malvados", dijo el doctor Robert Simon, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Georgetown. El doctor Simon considera que la noción de maldad no tiene sentido en la psiquiatría forense, en parte porque la maldad reside en el ojo del observador y está moldeada por valores culturales y religiosos.El doctor Stone sostiene que su interés en el mal empezó con los nombres de muchos criminales atroces, que fueron encerrados de por vida o ejecutados: Theodore Bundy, ex estudiante de derecho sentenciado por matar a dos mujeres jóvenes en Florida y asociado a decenas de homicidios en los 70; John Wayne Gacy, de Illinois, el homicida convicto que estranguló a más de 30 chicos y los enterró debajo de su casa; Iann Brady que, junto con su novia, Myra Hindley, torturó y mató a chicos en Inglaterra en los 60.En los últimos años, los neurocientíficos descubrieron que los psicópatas tienen una diferencia física en la función cerebral. En abril del año pasado, investigadores canadienses y norteamericanos informaron en un estudio por imágenes del cerebro que los psicópatas procesaban ciertas palabras abstractas —como "futuro" o "poder"— de manera diferente que los no psicópatas. Además, los resultados preliminares de nuevas investigaciones por imágenes revelaron aparentes disparidades en la manera en que los psicópatas procesan mentalmente ciertas fotografías, como escenas de accidentes, dijo el doctor Kent Kiehl, profesor adjunto de psiquiatría en Yale.Nadie sabe cuán significativas son estas diferencias o si son el resultado de factores genéticos o sociales: hogares destruidos y traumas infantiles son comunes entre los asesinos brutales.El uso de jerarquías y otros exámenes psicológicos para sustentar un concepto tan cargado como el mal podría ser contraproducente, según muchos psiquiatras. No todos los asesinos violentos son psicópatas, ni la mayoría de los psicópatas son criminales violentos. Y sugerir que la psicopatía o algún otro perfil es una medida confiable del mal, dicen, sería irresponsable y pondría en peligro la credibilidad de la profesión.Aunque se lo utilice juiciosamente, dicen otros expertos, el concepto de maldad es lo suficientemente fuerte como para oscurecer los problemas mentales y los rasgos intelectuales que motivan a los asesinos brutales. Se dice que Bundy, el asesino serial, era muy romántico y cariñoso con sus novias, mientras que se refería a sus víctimas como "bienes dañados", dijo el doctor Simon.Gacy, un empresario exitoso, creaba una figura de payaso para levantarle el ánimo a los chicos enfermos. "Era un hombre muy útil en muchos sentidos", dijo el doctor Richard Rappaport, psiquiatra forense. "La principal razón por la que es mejor evitar hablar del mal, al menos ante los jueces, es que, para muchos, evoca un satanás personalizado, la idea de que existe una causa sobrenatural para el mal comportamiento", dijo el doctor Park Dietz.
TRADUCCION: CLAUDIA MARTINEZ
Clarín.

martes, febrero 22, 2005

Encarcelan a dos periodistas por exponer sus ideas en weblogs

“No hay camino hacia la libertad, la libertad es el camino”, sostenía Mahatma Ghandi. Claro que a veces los caminos están cortados, o eso parece en algunos lugares del mundo. Este es el caso de dos redactores de blogs (también llamado weblog, el espacio personal de escritura en Internet) que fueron encarcelados en Irán por exponer sus opiniones sobre el régimen que gobierna ese país asiático.La detención de Arash Sigarchi y Mojtaba Saminejad, que ahora esperan su juicio, provocó de inmediato el rechazo internacional. Es más, la comunidad de blogger ya hizo una llamada a todo el mundo para apoyar a los periodistas confinados. A través de su página, el Comité para la Protección de los Bloggers pide a todos los escritores de blogs del mundo que pongan en su página la frase “Free (libertad) Mojtaba and Arash Day” y envíen cartas y correos electrónicos a las embajadas iraníes de sus respectivos países. La conformación de este CPB es muy heterogénea. Fue creado por dos estadounidenses, Curt Hopkins y Ellen Simonetti, pero en él participan también periodistas de distintos países, incluyendo hombres de prensa de Siria e Irán. Este no es el primer caso de este tipo en Irán. Según el Comité para la Protección de los Bloggers, el régimen de los ayatolás lleva meses persiguiendo y deteniendo a los periodistas que escriben blogs. Muchos fueron liberados gracias a la presión internacional y ahora se espera que ocurra lo mismo con Arash y Mojtaba. El comité también pretende la creación de un entramado legal que proteja a los bloggers, basándose en el derecho a la libertad de expresión recogido en la Carta de Derechos Humanos de la ONU.La libertad de expresión es un valor que a veces parece no apreciarse lo suficiente. No se puede formar una gran sociedad sin el privilegio de poder expresar lo que uno piensa. Pero parece que muchos no entienden esto.
Clarín.
¡Libertad para Mojtaba y Arash!

La ONU pidió a los gobiernos que prohíban la clonación humana




Pese a sus profundas divisiones, la Asamblea General de la Orgaización de las Naciones Unidas aprobó una declaración no vinculante que insta a los gobiernos de los países miembros a que adopten medidas para prohibir la clonación humana, según informó ayer la agencia Télam.La declaración fue adoptada con 71 votos a favor, 35 en contra y 43 abstenciones, y pide a los países que ajusten sus legislaciones para prohibir todo tipo de clonación humana, lo que incluye también la que se practica con fines terapéuticos. La decisión argentina fue abstenerse y así votó el embajador ante el organismo César Mayoral, según informó ayer la Cancillería.El texto del documento fue presentado por Honduras, aunque fue redactado por la presidencia del VI Comisión de la Asamblea, que se encarga de asuntos legales y que encabeza el embajador marroquí, Mohammed Benouna. En la declaración se insta a los Estados miembros a tomar medidas para proteger adecuadamente la vida humana en la aplicación de las ciencias biológicas. Además, se prohíben "todas las formas de clonación de seres humanos en la medida en que sean incompatibles con la dignidad humana y la protección de la vida humana". Los países miembros también habrán de adoptar leyes específicas para prohibir la aplicación de las técnicas de ingeniería genética que puedan ser contrarias a la dignidad humana, sostiene el documento en uno de sus párrafos que algunos países juzgan impreciso, que hace una especial referencia a impedir la explotación de la mujer en la aplicación de las ciencias biológicas. La adopción de esta declaración fue propuesta por Italia, quien redactó un texto inicial de consenso, pero que no fue aceptado por el grupo de Bélgica, que con el apoyo de Gran Bretaña y Singapur, son favorables de permitir la clonación para propósitos terapéuticos. Este grupo se enfrentaba al que lidera Costa Rica, con el apoyo de Estados Unidos y unos cuarenta países, partidarios de prohibir todo tipo de clonación, incluso con fines de investigación terapéutica. El texto final de la declaración fue elaborado por Marruecos, en calidad de presidente de la VI Comisión, pero el documento tuvo que ser retirado por falta de apoyo por parte del grupo de Bélgica. Honduras retomó el texto y lo presentó como propio, con el apoyo sólo de los países que respaldan prohibir la clonación reproductiva y terapéutica. La Asamblea General rechazó las enmiendas presentadas por Bélgica para suavizar el texto y la autorización para que se pueda investigar con células humanas para encontrar la cura de enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o la diabetes. El embajador adjunto de Gran Bretaña, Gavin Watson, manifestó que su país votó en contra por considerar que la declaración "puede interpretarse como un llamamiento a la prohibición total de todas las formas de clonación humana". Además, declaró que debido a que el documento no tiene la fuerza de la obligatoriedad, su país continuará investigando con células humanas con propósitos terapéuticos. El embajador de Costa Rica, Bruno Stagno, se mostró satisfecho con la declaración, pese a las profundas divisiones que ha generado. "La ONU ha dado finalmente un paso hacia la protección de la vida humana", declaró Stagno.
Clarín

Descubren que el "sexto sentido" existe y que está ubicado en el cerebro


Actuaría como un sistema de alarma que indicaría cuando algo no anda bien.

LA REPUBLICA. ESPECIAL PARA CLARIN.
El sexto sentido existe y se encuentra ubicado en la corteza cingulada anterior del cerebro, en una región entre los dos hemisferios.El descubrimiento, que apareció publicado en la revista norteamericana "Science", fue hecho por científicos de la Washington University de St. Louis. "En esta zona del cerebro" —explica Joshua Brown— "se encuentra localizado un sistema de alarma que advierte cuando alguna cosa no anda bien o cuando alguna de nuestras acciones puede comprometer nuestra incolumidad. Se trata de un circuito que da informaciones para ajustar el rumbo de nuestro comportamientos y hacer que nos pongamos a resguardo de los peligros".El hallazgo puede significar una vuelta de página en ámbitos psiquiátricos ya que podría explicar el origen neurológico de conductas anómalas comunes en los pacientes esquizofrénicos o con fuertes disturbios obsesivo compulsivos.La corteza cingulada, en efecto, es una vieja conocida de los neurólogos ya que en algunas enfermedades como la esquizofrenia y en los disturbios obsesivo compulsivos puede ser diferente a la de personas sanas. En el pasado, la corteza cingulada fue identificada como el lugar de la toma de decisiones dentro del cerebro, o como el circuito que ayuda a realizar elecciones cruciales, y siempre fue muy ponderada porque esta corteza se encuentra en el cruce entre regiones.En este estudio los investigadores demostraron que la corteza cingulada anterior hace mucho más al advertir a nivel inconsciente que alguna cosa no va bien, que una acción nuestra puede tener efectos nefastos o que el ambiente en el que nos encontramos es, de manera imperceptible, distinto del acostumbrado y puede registrarse una sorpresa.Para demostrarlo, los especialistas convocaron a jóvenes sanos. De frente a una computadora, los individuos debían observar una bolita blanca o azul convertirse en flecha en un abrir y cerrar de ojos. La flecha podía moverse en la pantalla en dos direcciones opuestas. La tarea de los jóvenes consistía en mantenerse alerta y apretar un botón según la dirección que seguía la flecha. Para complicar las cosas, cada tanto hacía su aparición una segunda flecha y en estos casos los jóvenes tenían la tarea de indicar la dirección seguida por la primera flecha presionando el botón en la forma inversa a la habitual, con el riesgo de cometer errores. Claro que esta complicación no tenía como objetivo darles dolor de cabeza a los jóvenes sino crear más bien una situación de conflicto.Durante todo el juego persistía el truco desconocido para los jóvenes, según el cual cuando la bolita inicial era azul la mayor probabilidad era que apareciera la segunda flecha.Luego de varios prueba y error, los jóvenes comenzaron a equivocarse cada vez menos como si su cerebro hubiera descubierto el truco de los colores, aún cuando desde el punto de vista consciente los jóvenes no habían sido advertidos.A medida que su performance mejoraba, los investigadores, que "espiaban" el cerebro de los voluntarios a través de equipos de resonancia magnética, notaban un aumento en la actividad de la corteza cingulada anterior conjuntamente con la aparición de la flecha tramposa."Lo que significa" —explicó Brown—, "que dicha corteza aprende a sentir el olor del engaño y se pone en acción advirtiendo a la persona para que cambie de inmediato su comportamiento (y apriete en este caso el botón opuesto)". El individuo no toma consciencia de este cambio inminente, pero sus reflejos mejoran y esto en la vida real significa que el sistema endógeno hizo sonar la alarma a tiempo para escaparle a un error.Los especialistas concluyeron que un funcionamiento en exceso de este sistema de alarma inconsciente podría explicar por qué los individuos obsesivo compulsivos ven el peligro en donde no existe.
Clarín

Murió el cubano Guillermo Cabrera Infante, un grande de la literatura


El escritor tenía 75 años. Vivía en Londres, donde se había exiliado hace 40 años. Su novela más famosa es "Tres tristes tigres". Fue parte del boom latinoamericano.

LONDRES. EFE, DPA Y AFP.
El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, una de las voces más originales de la literatura en español en el siglo XX, falleció ayer en Londres. Tenía 75 años. El escritor murió en el hospital londinense de Chelsea y Westminster a causa de una infección generalizada. En los últimos años, Infante había tenido serios problemas de salud. Furioso anticastrista y partícipe de lo que se llamó el boom de la novela latinoamericana, Cabrera Infante se autoexilió de Cuba en la década del 60 y logró fama con su novela Tres tristes tigres , una de sus obras más conocidas. También fue crítico de cine y escribió numerosos ensayos sobre diversos temas. En 1997, le dieron el principal premio literario de lengua española, el Cervantes. Varios intelectuales y activistas políticos de Miami —obviamente anticastristas— lamentaron ayer su fallecimiento y dijeron que su muerte era una "gran pérdida" para el mundo literario de América latina y la diáspora cubana, de la cual era un referente. El poeta cubano César López alabó el "el reconocido talento" del escritor, pero dijo discrepar de su posición política. "Infante es sin dudas un hombre instalado en nuestras letras para siempre y siempre es dolorosa la muerte de una criatura, y más en este caso que se trata de un escritor", dijo López a la agencia EFE. "El está instalado en nuestra literatura y sería miserable negarlo, y eso hay que afirmarlo y no negarlo, pero no hacerlo tampoco un santo ni un demonio", señaló.Genio y figuraCabrera Infante nació en el seno de una familia comprometida políticamente —sus padres, fundadores del Partido Comunista cubano, fueron encarcelados en 1936—. En 1941, se traslada a La Habana con ellos. Comienza a escribir en 1947, abandonando los estudios y una soñada carrera médica. Trabaja en oficios diversos. En 1950, ingresa en la Escuela de Periodismo. Funda la Cinemateca de Cuba, que preside de 1951 a 1956. En 1952, es detenido y multado por una publicación, señal premonitoria de su tendencia a enemistarse con el poder. En 1954, empieza a escribir con el seudónimo de G. Caín la crítica de cine en Carteles, semanario popular del que sería jefe de redacción en 1957. Gana premios y menciones literarias con sus cuentos, a pesar de su posicionamiento. En 1959 es directivo del Instituto del Cine y director del suplemento literario Lunes, del periódico Revolución, desde su fundación hasta su clausura en 1961. A fines de este año, se casa con la actriz Miriam Gómez. Desempeña varios cargos oficiales relacionados con la cultura y con el cine. En 1962, viaja a Bélgica como agregado cultural.Su mejor novelaEn 1964, ganó el premio Biblioteca Breve por Tres tristes tigres. Ambientada en La Habana de 1958, Tres tristes tigres gira en torno a las experiencias de un grupo de jóvenes cubanos, la mayoría de los cuales pertenecen al mundo de la vida nocturna. Los personajes hablan la jerga del jazz, el afrocubano, el "petit bourgeois" y una jerga propia y singular que él convierte en estilo. En 1965, regresó a Cuba a los funerales de su madre. Renunció a la diplomacia y volvió a Europa, esta vez para iniciar un exilio que prolongó en Londres hasta su muerte. En 1970, viajó a Hollywood para el rodaje de su guión de Banishing point. Desde entonces, realizó colaboraciones para el cine, entre ellas, el guión de Bajo el volcán , de Joseph Losey. Colaboró en las mejores publicaciones de Europa y América y fue profesor de universidades americanas. De gran interés resulta la colección de artículos sobre cine, colaboraciones escritas entre 1954 y 1960, aparecidas bajo el título Un oficio del siglo XX en 1973, y los ensayos sobre Orson Welles, Hitchcock, Hawks, John Huston y Vicent Minnelli, reunidos en Arcadia todas las noches en 1978.Sobre música popular publicó Formas de la poesía popular (1975). Otras obras son: Exorcismos de esti(l)o (1976), homenaje a Raymond Queneau, en la cual experimenta con el lenguaje; y Holly smoke (Santo humo, 1985), obra escrita en inglés. Desde el punto de vista de su relación con el régimen castrista, su obra más conmovedora es Mea Cuba (1992). En 1995 apareció Delito por bailar el chachachá, y en 1996, Mi música extremada. En 1997 publicó un ensayo sobre cine titulado Cine o sardina. En 1999 se publicó una recopilación de relatos, escritos entre 1952 y 1992, bajo el título Todo está hecho con espejos. Amante de la buena vida, visceralmente afectuoso, dueño de una simpatía avasallante, desde su salida voluntaria de la isla, Cabrera Infante se había convertido en un ícono de los intelectuales disidentes del régimen de Castro y en varias oportunidades polemizó con artistas y escritores de izquierda, entre ellos, el Nobel José Saramago, de quien dijo que "no había leído una línea".
Clarín

sábado, febrero 19, 2005

En el reino de los miopes

Por James Neilson
Las diversas reparticiones del Estado argentino nunca se han destacado por su eficacia, pero hasta hace relativamente poco parecía que los más se habían resignado a sus defectos como si se tratara de meros detalles anecdóticos. Por desgracia, no lo son. Inciden no sólo en la calidad de vida de todos los habitantes del país sino también en su relación con el resto del planeta. En un mundo globalizado, la llamada "comunidad internacional" sencillamente no puede tolerar que haya jurisdicciones en las que por la falta de controles puedan moverse a sus anchas delincuentes, corruptos y terroristas fanatizados. No extraña, pues, que las grietas que periódicamente se producen en el orden social y legal argentino estén ocasionando inquietud no sólo en el país sino también en el exterior.
Huelga decir que los más preocupados por tales síntomas de anarquía incipiente han de ser los argentinos mismos. A menos que los dirigentes políticos se permitan distraer por un rato de las internas que tanto los fascinan para hacer un esfuerzo mayúsculo por dotar al país de una administración pública adecuada para los tiempos que corren, seguirán produciéndose desastres como los supuestos últimamente por el incendio que mató a casi doscientas personas en el boliche República de Cromañón, el motín carcelario cordobés y el escándalo inverosímil vinculado con la exportación a Europa de 60 kilos de cocaína contenidos en valijas etiquetadas "Embajada Argentina en España". Por supuesto que es posible que el siniestro que convirtió a la discoteca de Once en un infierno hubiera sucedido aun cuando todos los inspectores municipales fueran dechados insobornables de eficiencia resueltos a ver aplicadas al pie de la letra los reglamentos correspondientes, pero también puede argüirse que en una sociedad célebre por la rectitud de sus funcionarios hasta los roqueros más entusiasmados se resistirían a la tentación de disparar bengalas hacia el techo de un recinto cerrado. Es innecesario señalar que en la Argentina de nuestros días sólo un miserable soñaría con sugerir que es deber de todos actuar con responsabilidad. En la sociedad rige un pacto perverso según el cual la gente tolera la desidia o venalidad de los funcionarios por entender que, siempre y cuando no existan motivos políticos para que se muestren severísimas, como contrapartida las autoridades pasarán por alto sus propias trasgresiones. Si bien a raíz de este pacto no escrito muchas personas mueren o quedan discapacitadas en accidentes de tránsito o de trabajo, es mejor que tener que someterse a un mínimo de disciplina, ¿no es cierto? De todos modos, aun cuando la tragedia de Once desembocara en la caída de Aníbal Ibarra, sorprendería que diera pie a reformas auténticas. Antes bien, el sacrificio ritual del jefe de gobierno de la ciudad les ahorraría a los demás políticos la necesidad de emprenderlas. Puede que en algunas partes del mundo la politización de un problema haga más probable que sean tomadas las medidas antipáticas precisas para superarlo, pero en ésta obre como un tranquilizante. Gracias al motín que estalló en Córdoba, por un par de días el país se enteró, con el asombro que ya es rutinario toda vez que irrumpa una realidad desagradable, de que había en su territorio un archipiélago carcelario que acaso hubiera sido suficiente para mediados del siglo pasado pero que no lo es en absoluto para la Argentina actual. Con todo, aunque es muy fácil deplorar las condiciones horrorosas –calificarlas de infrahumanas es propio de los reacios a asumir la historia de nuestra especie– que se dan en la mayoría de las cárceles del país, proponer una solución concreta para una situación que es fruto de décadas de negligencia es tan difícil que los más críticos seguirán prefiriendo hacer gala de la indignación que les provoca tanta miseria. Felizmente para los encargados de garantizar que las cárceles de la Nación sean "sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas", como reza cierto texto literario un tanto utópico que algunos políticos suelen citar, el motín en Córdoba pronto se vio remplazado en las tapas de los diarios y la pantalla televisiva por otro asunto de gravedad, el supuesto por el envío hace ya cuatro meses en un avión de Southern Winds de una cantidad de cocaína cuyo valor estimado rondaba los tres millones de dólares. Sería un error minimizar el significado de este incidente. De difundirse por el mundo la noción de que la Argentina, además de protagonizar lo que el presidente Néstor Kirchner llamó "la estafa" de los bonos basura, está infestada por narcotraficantes que para su negocio pueden aprovechar la codicia de funcionarios corruptos, se vería afectada de forma muy negativa la relación del país con Estados Unidos y los integrantes de la Unión Europea, lo que causaría roces diplomáticos que andando el tiempo lo expondría a la tentación de acercarse a los regímenes menos recomendables de la región. Desde el punto de vista de los gobernantes del Primer Mundo, el narcotráfico es un asunto tan serio como el terrorismo con el que a menudo está conectado, de suerte que este caso no podrá ser cajoneado para que buen un día la Justicia lo declare prescrito y proceda a borrarlo de su memoria.
Lo que tienen en común estos tres episodios recientes es que todos pueden ser atribuidos a las deficiencias crónicas de un Estado largamente colonizado por políticos y sus dependientes que anteponen sistemáticamente sus propios intereses a aquellos de los demás. Lo entiendan o no quienes conforman la elite política nacional, la "gobernabilidad" requiere algo más que la astucia necesaria para mantener contentos a los caudillos del conurbano bonaerense. También supone una administración pública rigurosa y profesional que, entre otras cosas, sea capaz de impedir que el país degenere en una zona liberada para empresarios sin escrúpulos, narcotraficantes y funcionarios siempre dispuestos a venderse al mejor postor. Asimismo, sin un Estado idóneo los políticos seguirán obsesionados por la evolución de sus respetivas internas en una etapa en la que no prepararse para hacer frente a los desafíos que nos plantearán las próximas décadas tendría consecuencias nefastas.
Aún cuando el país tuviera un gobierno que fuera plenamente consciente de la importancia fundamental de contar con un Estado despolitizado de calidad comparable con la que ya es tradicional en lugares como Europa y el Japón, construirlo le supondría una tarea extraordinariamente difícil. Por cierto, ningún gobierno, por decidido que estuviera, podría terminar el trabajo en un par de años, razón por la que es de prever que no lo intentarán ni el encabezado por Kirchner ni el de su eventual sucesor. Es que para la clase política nacional, el largo plazo no existe. Por motivos que tienen que ver con la precariedad de todas las organizaciones partidarias, pero en especial el enjambre peronista, aquí los "dirigentes" siempre se sienten obligados a privilegiar las encuestas de opinión de mañana, de ahí la miopía extrema que es su característica principal y que es la causa básica de la depauperación de muchos millones de argentinos.
Un resultado de dicho rasgo es que el estado de virtualmente todo cuanto exige cierto grado de previsión es ruinoso, empezando, como no pudo ser de otra manera, con el sistema jubilatorio que se ha visto saqueado tantas veces que no es más que una parodia. Asimismo, como acaba de recordarnos aquella revuelta sanguinaria en Córdoba, igualmente deteriorado está el sistema penitenciario con cárceles superpobladas que en muchos casos fueron construidas en el siglo XIX: según parece, no se les ocurrió a los paladines de la mano dura que si resultara forzoso encarcelar a más delincuentes les convendría pensar antes en dónde ponerlos.
Más grave aún, si cabe, es el déficit educativo: para que la Argentina siga formando parte de la clase media internacional, sus habitantes tendrían que recibir una preparación que sea por lo menos tan buena y tan exigente como la de sus contemporáneos coreanos, chinos e hindúes. De lo contrario, su destino estará entre "los excluidos" del proletariado mundial cuyo bienestar dependerá de la buena voluntad de poderosos caritativos . ¿Será 2005 el año en el que por fin se dé comienzo a la tantas veces postergada revolución –algunos dirían, contrarrevolución– educativa? Es poco probable: tal y como están las cosas, se verá signado por huelgas docentes que, por comprensibles que sean los planteos de sus impulsores, servirán para asegurar que otra franja de jóvenes sea condenada de por vida a la marginalidad.
Noticias.

jueves, febrero 17, 2005

EE.UU.: dos periodistas pueden ir a la cárcel por no revelar sus fuentes

Son Judith Miller, que ayer dialogó en exclusiva con Clarín y Matthew Cooper, de The New York Times y de la revista Time. Están condenados a 18 meses de cárcel si persisten, como hasta ahora, en no declarar.

Ivonne L'Estrange.

Judith Miller, de The New York Times, y Matthew Cooper, de la revista Time, los dos periodistas norteamericanos que el año pasado se negaron a revelar sus fuentes de información ante un gran jurado, irán a la cárcel si no cambian su actitud.

Ambos habían sido citados a declarar en una causa que investiga la filtración por parte de funcionarios del gobierno de Bush de la identidad de la agente encubierta de la CIA Valerie Plame. Plame es además la esposa del ex embajador Joseph Wilson, quien en julio de 2003 acusó a la administración Bush de "manipular" información para "exagerar" la amenaza iraquí. Días después de la declaración de Wilson la iden tidad de su esposa fue revelada a la prensa. Miller y Cooper son dos de los seis periodistas que habrían recibido la filtración.

El caso conmocionó a los EE.UU. y puso en estado de alerta a sus organismos de prensa, que en los últimos treinta años no habían visto a tantos periodistas amenazados con la cárcel.

El martes la Corte Federal de Apelaciones del Distrito de Columbia rechazó por unanimidad el pedido de Miller y Cooper de permitirles negarse a declarar. Basándose en un fallo de la Corte Suprema de Justicia de 1972, los jueces entendieron que la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana no consagra el secreto de los periodistas a mantener sus fuentes en el anonimato y que tampoco "los excluye del deber de todo ciudadano de brindar información para la investigación de un delito".

La sentencia deja vigente la decisión del juez de primera instancia que en octubre del año pasado declaró a Miller y a Cooper en desacato, los sentenció a pagar una multa de mil dólares por día y los condenó a 18 meses de cárcel si se seguían negando a testificar.

De todas maneras los periodistas permanecerán en libertad hasta que la Corte de Apelaciones responda su nuevo pedido de atender el caso.

Ayer Judith Miller habló en exclusiva con Clarín. Dijo que estaba desanimada. Sin embargo su voz era alegre. Y sus respuestas, rápidas y tajantes.

—¿Va a continuar negándose a revelar sus fuentes de información?

—Sí, definitivamente.

—¿Qué opina usted respecto al fallo de la Corte de Apelaciones?

—Obviamente estoy desilusionada y desanimada.

—¿Esperaba que esto sucediera?

—Tenía esperanzas de que no pasara.

—¿Qué va a hacer de ahora en más?

—Pienso seguir con mi trabajo.

—¿Cuál es la posición del diario?

—Es de apoyo absoluto, afortunadamente.

—¿Cómo van a actuar sus abogados de ahora en más?

—Vamos a recurrir al pleno del tribunal de apelaciones y después a la Corte Suprema si es necesario, o sea si no ganamos antes.

—¿Sabe cuánto tiempo les va a demandar eso?

—No, no sabemos.

—¿Qué conoce sobre los proyectos de ley para introducir una norma que proteja el derecho al secreto de las fuentes?

—Sé que han sido presentados en el Senado y en la Cámara de Representantes por legisladores demócratas y republicanos.

—¿Eso podría cambiar su situación y la de otros periodistas en su país?

—Exactamente, por eso esperamos que alguno sea aprobado.

—¿Cómo piensa que esta decisión afecta la libertad de prensa y de expresión en los EE.UU.?

—Las pone en peligro a ambas, claramente.

—¿Recibió apoyo de organizaciones de periodistas?

—Sí, de muchas, y eso ha sido muy gratificante.

Clarín.

El Homo Sapiens estaba en el mundo antes de lo que se creía

Un estudio estableció que los restos del hombre moderno más antiguo, encontrado en Etiopía, datan de 195.000 años atrás. O sea tienen 35.000 más de lo que sostenían los científicos hasta ahora.

Los hombres somos más viejos de lo que pensábamos. Nuestro primer antepasado conocido hasta ahora, bípedo y portador de un cerebro dos veces más grande que las especies anteriores, habitó hace 195.000 años en Africa, aunque despojado de toda cultura, característica distintiva de la humanidad. El revelador dato corresponde a una nueva investigación que asegura que dos cráneos de Homo Sapiens desenterrados en 1967 en Etiopía son los ejemplares humanos más antiguos que se conocen. Los resultados del estudio, desarrollado por la Universidad Nacional de Australia y la Universidad de Utah, se publican esta semana en la revista científica británica Nature. ¿Dónde tuvo su origen el hombre moderno? Tras realizar un nuevo análisis de los restos fósiles, encontrados cerca de Kibish, en el Valle de Omo (al suroeste de Etiopía), se confirma la teoría de que el continente africano habría sido la cuna de la humanidad, una pieza fundamental para armar el rompecabezas de la genealogía del hombre. Bautizados como Omo I y Omo II, estos restos del Homo Sapiens fueron hallados hace casi 40 años, pero recién ahora se determinó que se trata de los restos más antiguos de los hombres que habitaron la Tierra. Los ejemplares más añosos, atribuidos a la subespecie Homo Sapiens Idaltu, estaban en la localidad etíope de Herto en 1997, y tenían unos 160.000 años. Según el geólogo Frank Brown, uno de los participantes en el estudio, retrotraer la existencia del Homo Sapiens 35.000 años es significativo porque los aspectos culturales de la humanidad aparecen mucho más tarde en los registros, hace sólo 50.000 años."Esto podría significar —explicó Brown a Clarín desde su oficina en Utah— que durante unos 150.000 años el Homo Sapiens habría vivido sin materiales culturales, sin evidencia de comer pescado gracias a arpones o practicar la música en relación a instrumentos musicales como las flautas y utilizar agujas o manejar otro tipo de herramientas".Todo este material propio de la adquisición cultural habría aparecido mucho después, excepto en el caso de las hojas afiladas de piedra, que aparecieron hace entre 50.000 y 200.000 años. Es decir que el pasaje de la naturaleza a la cultura, patrimonio humano distintivo respecto de cualquier otra especie, se produjo a lo largo de un proceso más largo de lo que se creía hasta el momento.Los investigadores examinaron los isótopos en la formación rocosa de Kibish y determinaron que los cráneos se encontraban en un compuesto volcánico de 195.000 años de antigüedad, pero debajo de otra capa terrestre que data de hace 104.000 años, lo que permitiría suponer que ya en aquella época existía algún tipo de comportamiento funerario.Hasta ahora, se habían encontrado indicios de que la subespecie Idaltu ejercía cierta manipulación posterior a la muerte, y cabría la posibilidad de que el hombre primitivo cuyo cráneo fue descubierto en 1967 ya tuviera alguna práctica similar con los cadáveres. De lo contrario, es un misterio la preservación de los huesos casi 200.000 años.Desde el momento en que fueron hallados, la edad de los dos fósiles generó más de una controversia entre los científicos a cargo de la investigación. En un principio, al primero, constituido por varios fragmentos de cráneo y una gran parte de la osamenta del cuerpo, que aunque muy dañados presentan una morfología sorprendentemente moderna, los paleontólogos daban hasta ahora unos 130.000 años. Para el segundo, constituido por una bóveda craneana considerada como intermedia entre la de un Homo Erectus (ancestro del hombre moderno) y Homo Sapiens (hombre moderno), la databan aproximada de 100.000 a 200.000 años. Pero el análisis de la capa del suelo en la que fueron encontrados, confirmó que ambos fósiles datan de la misma época, unos 195.000 años atrás.Estos fósiles afianzan la hipótesis de que el hombre moderno procedería de Africa. Según las teorías actuales, son los descendientes de la rama africana del Homo Erectus los que estarían en el origen de la humanidad actual. Y los Erectus europeos habrían dado nacimiento al hombre de Neanderthal, quien, al parecer, no tuvo descendencia.
Clarín

domingo, febrero 13, 2005

Viejas costumbres porteñas, relatos de una ciudad que se fue

Hoy suenan como anécdotas curiosas. Pero dan cuenta de los valores de otras épocas. En Buenos Aires los prostíbulos fueron legales, se vendía cocaína en las farmacias y los autos iban por la izquierda.

Nora Sánchez.

La ornamentación de una entrada hoy anulada del Monasterio de Santa Catalina de Siena, en la calle San Martín al 700, se interrumpe sin aviso a un par de metros del suelo. Justo un poco más arriba del paso de los transeúntes. Paso que en el siglo XVIII se veía dificultado para las damas, cuyos grandes miriñaques se enredaban con los balcones y adornos salientes. Por eso se decidió eliminarlos en toda la Gran Aldea. Así, de cuajo. Hoy, la fachada de este monasterio de 1745 testimonia una de las tantas modas y costumbres que alguna vez caracterizaron a la Ciudad.El recuerdo de la Buenos Aires de antaño se refleja no sólo en edificios, sino en leyes y reglamentos antiguos que expresan formas de vida, escalas de valores, prejuicios y desprejuicios de otras épocas. Como aquella ordenanza que prohibía andar en cueros o en traje de baño por la calle. O ese iluso reglamento portuario de 1912 que creía necesario prohibir la caza y la pesca en el Puerto y en el Riachuelo. Curiosidades de una ciudad que ya no es, que hoy se convierten en un entrañable testimonio histórico.Un bañito de sólo media hora"Los bañistas deben usar un traje de baño en buen estado, proveerse de toalla y no permanecer en el agua más de media hora" Todo esto establecía un reglamento de 1923, que reguló los comportamientos aceptables en el Balneario de la Costanera Sur, inaugurado cinco años antes. Hombres y mujeres se bañaban, espigón de por medio, después de cambiarse en alguna de las 250 casillas individuales que había en el paseo. La gente iba muy bien vestida a la playa. Y no tomaba sol: en ese entonces, la blancura de la piel era un parámetro de belleza. A fines de la década del 50, el Balneario decayó debido a la contaminación creciente.¿Tiene cocaína para la tos?El pedido podía escucharse abiertamente en las boticas y farmacias desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, cuando la cocaína y otros productos obtenidos de la hoja de coca eran de venta libre. Se usaba para aliviar la tos o el dolor de estómago, para vigorizar y como anestésico local, entre muchas otras aplicaciones. "Se tomaba en las boticas en forma de jarabe, generalmente como antitusivo o analgésico, hasta que fue superada por otros medicamentos", cuenta Marcelo Peretta, vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital.El propio Jorge Luis Borges probó la cocaína que compró en una farmacia. Aunque años más tarde confesó que prefirió quedarse con las pastillas de menta porque le parecían más estimulantes.La Coca-Cola, creada en 1886, también contenía la sustancia, pero fue eliminada de su fórmula en 1906. En 1914, en los Estados Unidos se prohibió el consumo de cocaína. Algún tiempo después, su uso también empezó a restringirse en la Argentina.Gran fiesta en el Día de la PatriaEn el siglo XIX, tiempos en los que Buenos Aires no ofrecía muchos entretenimientos, entre el 23 y el 26 de mayo, en el centro de la actual Plaza de Mayo, se instalaba un tablado para bailar. Los hombres trepaban los palos enjabonados para alcanzar bolsas con dinero u otros premios. Había carreras de sortijas, riñas de gallos y fuegos artificiales. Se elegía a una reina de belleza infantil que después era paseada en una carroza tirada por hombres disfrazados de tigres y leones. Eran las Fiestas Mayas, instituidas por la Asamblea de 1813 para recordar la Revolución.Tránsito pesado de peinetonesCuanto más grandes, mejor. Símbolos de riqueza y elegancia, en la época de la Colonia los peinetones adquirieron dimensiones exageradas en una ciudad de veredas angostas. Tanto es así que dos damas no podían pasar al mismo tiempo y una disposición le daba prioridad a la que caminaba por la derecha. En 1832, los peinetones más buscados eran los diseñados en carey por el mentor de la moda, el español Manuel Mateo Masculino.Perros y bicis pagan patenteTener un perro era caro en 1845. Si el animal vivía a seis o menos cuadras de la Plaza de la Victoria, su dueño debía pagar un impuesto de 15 pesos de la época. Si vivía a más de seis cuadras, había que desembolsar 6 pesos y en zonas más alejadas, 3 pesos. En 1901 y hasta la década del 60, para tener una bicicleta había que pagar una patente de 4 pesos moneda nacional. Los que no cumplían eran penados con una multa de 20 pesos y la Municipalidad les retenía la bicicleta hasta que se pusieran al día.Chicas legales en los prostíbulosSe los llamaba casas de tolerancia, locales "imprescindibles" en una ciudad donde, entre 1857 y 1924, el 70% de los inmigrantes era de sexo masculino. Para aliviar su soledad, en 1875 se sancionó la primera ordenanza que autorizó el funcionamiento de los burdeles. Que en verdad ya existían en forma clandestina, alimentados por mujeres jóvenes traídas por tratantes de blancas. Según Ernesto Goldar, autor de "La mala vida", en 1898 otra ordenanza dispuso que las prostitutas se inscribieran en un registro y se sometieran a una revisación médica por semana. Las que no lo hacían eran consideradas "enfermas" y, cuando las descubrían, eran enviadas al hospital por ocho días. La zona de burdeles por excelencia era el Bajo. Aunque una de las casas más famosas estaba en Corrientes 509 (actual 1283), inaugurada en 1875, que tenía tres patios y once habitaciones. Por este prostíbulo frecuentado por la burguesía pasaron más de 120 mujeres, la mayoría alemanas, polacas y austríacas. En 12 años, sólo trabajó una argentina.De acuerdo a datos citados por el escritor Manuel Gálvez en "La trata de blancas", en 1900 se contabilizaban 118 casas de tolerancia, donde trabajaban 674 mujeres. Otras 12 ejercían por su cuenta. Los burdeles se prohibieron en 1936, cuando se sancionó la Ley 12.331 de profilaxis.El último viaje, en tranvíaEn 1887, un año después de la inauguración del cementerio de la Chacarita, se estrenó un servicio de pompas fúnebres en tranvía. Las formaciones movidas por caballos salían de la calle Centro América (actual Pueyrredón) y Corrientes, y se detenían en la estación fúnebre de Bermejo (actual Jean Jaures) para que ascendieran sus silenciosos "pasajeros". Después seguían un recorrido muy parecido al de la línea B de subterráneos.En un coche del tranvía fúnebre iba el muerto y en el otro, sus deudos. Había servicio de primera, que circulaba en horarios a pedido del cliente. En cambio, los difuntos obligados a ir en segunda o tercera clase debían esperar los horarios fijados por la Intendencia. Las buenas noticias eran que en tercera no se pagaba y que, pagaran o no, todos los pasajeros llegaban a la Chacarita. Ya desde 1870 también había tranvías nupciales, más felices que los anteriores, que llevaban a los novios hasta la iglesia.Los muchachos bailaban entre síDerivados de los bandos policiales de principios del siglo XX, completados en 1932, convalidados en 1956 y cambiados por el Código de Convivencia recién en 1998, los edictos policiales ofrecen varias perlitas. El inciso A del artículo 3° del edicto sobre bailes públicos castigaba al encargado de un local "que permitiera el baile en pareja del sexo masculino". La medida hubiera ocasionado el horror de los malevos, que bailaban el tango entre sí para desafiarse y medir su masculinidad. Un inciso del edicto Escándalo también perseguía a los que "se exhibieran en la vía pública vestidos o disfrazados con ropas del sexo contrario". Las penas iban de 6 a 21 días de arresto.Permiso para disfrazarseLos edictos policiales también penaban al que fuera enmascarado a una fiesta sin autorización de la comisaría. José María Peña, director del Museo de la Ciudad, ofrece una explicación: "En Carnaval la genta usaba máscaras y uno de los disfraces más populares era el de Dominó, que era una gran capa con capucha y antifaz. Algunos aprovechaban el anonimato para robar. Incluso había quienes se disfrazaban de equilibristas y hacían pirámides humanas para subirse a los balcones y entrar a las casas. La autorización era una forma de control. Quienes la obtenían debían usar una medalla en un lugar visible". Otro edicto prohibía tocar silbato por la calle.Conductores a la inglesaHasta el 10 de junio de 1945, el volante de los vehículos estaba a la derecha y se circulaba por la izquierda, como en Gran Bretaña. Pero ese día empezó a regir un decreto nacional que obligó a los habitantes de todo el país a manejar por la derecha. Una de las motivaciones fue intentar reducir la cantidad de accidentes.En la ciudad de Buenos Aires se cambió la mano de las calles y el recorrido de tranvías, ómnibus y colectivos, y hubo que adaptar las señalizaciones. También se redujeron las velocidades máximas vigentes. Y se obligó a los vehículos a llevar un cartel en su parte trasera con una flecha apuntando a la izquierda. Así se indicaba por dónde debían adelantarse los que circulaban detrás.
Clarín.



SORDIDO BARRIO. EN EL BAJO SE CONCENTRABAN LOS CABARES, COMO EL OCEAN DANCING. Y TAMBIEN LOS BURDELES.

sábado, febrero 12, 2005

El más malo del barrio

Por James Neilson

Convengamos en que la imagen nacional es un asunto de cierta importancia. Por lo menos, así piensan todos aquellos gobiernos que gastan grandes cantidades de dinero en publicidad destinada a seducir a los inversores de otras latitudes hablándoles del buen trato que les espera si optan por arriesgarse comprando sus bonos o, mejor aún, construyendo fábricas. Su voluntad de impresionar a quienes tienen plata para invertir puede entenderse. De resultas de la globalización de casi todo, se ha desatado una competencia feroz entre los distintos países por atraer a los capitales, sin excluir a los "especulativos", que está impulsando reformas que aquí serían denostadas por neoliberales en Italia, Alemania y Francia, naciones relativamente ricas donde el temor a verse irremediablemente rezagadas en la gran carrera mundial ha creado un clima cargado de angustia. Si no nos apuramos caeremos en la miseria, advierten gobiernos tanto socialistas como conservadores antes de hacer frente a más manifestaciones callejeras organizadas por los partidarios del statu quo. En este sentido como en tantos otros la Argentina dista de ser un "país normal". ¿Los inversores? Son saqueadores, ladrones, que vayan con su dinero a otra parte, parece ser el mensaje que está resuelto a difundir el Gobierno. Asimismo, desde su primer día en la Casa Rosada, Néstor Kirchner ha dedicado buena parte de sus esfuerzos a convencer al mundo de que nada lo obligará a honrar los compromisos que fueron asumidos por sus antecesores, lo que es una buena manera de informarle de que en el caso de que se salga con la suya los presidentes que lo sucedan tendrían buenos motivos para imitar su ejemplo. Kirchner, respaldado por Roberto Lavagna, quiere que los mercados entiendan de una vez que no hay deudor moroso alguno en la faz de la Tierra que sea más duro que el Estado argentino, de suerte que procurar cobrarle sería una pérdida de tiempo. Conforme a los principios particulares de la facción peronista progre reinante, dulcificar la oferta a los acreedores para que les fuera un poquito más potable sería inmoral, reaccionario, un crimen de leso pueblo, razón por la que la mera idea de que podría pensar en dicha alternativa le causa indignación.Esta actitud decididamente excéntrica es la consecuencia lógica del default agresivo que, como nos recordó con un dejo de fastidio la semana pasada el canciller Rafael Bielsa, fue festejado por la dirigencia nacional "como si fuese la scola do samba ‘Os asambleístas’ en Río de Janeiro". Para que el canje confeccionado por Lavagna tenga éxito, es necesario que los acreedores sepan que la Argentina es un país incorregible, como diría otro escritor, Borges, que nunca respetará ninguna regla ajena, de ahí aquella ley surrealista que fue aprobada en tiempo récord por senadores y diputados que le prohíbe al Gobierno negociar con ellos. Se trataba de otra locura que nos dice mucho acerca de la mentalidad de los autores pero, como sabrán los legisladores, el eventual triunfo del gobierno kirchnerista en este tira y afloja con los bonistas argentinos, italianos, alemanes, japoneses, norteamericanos, suizos, etcétera, depende de su capacidad para difundir una imagen nacional que de acuerdo con todas las pautas "normales" es muy pero muy antipática. Que se hayan visto convocados para colaborar en esta empresa perversa les encantó.
Si bien a esta altura es imposible prever el resultado del partido que está celebrándose en los mercados, parece bastante probable que el gobierno logre ganarlo. Aunque el consenso internacional es que la oferta es la más mezquina de la historia y por lo tanto merece ser rechazada, muchos acreedores están llegando a la conclusión de que por contar Kirchner y Lavagna con el apoyo del grueso de sus congéneres de la clase política local les sería inútil seguir soñando con reencontrarse con su dinero. Hasta una proporción creciente de los jubilados italianos estafados cree que le sería mejor querellar a los bancos que les vendieron aquellos bonos basura de lo que les sería continuar tratando de conmover a los representantes pétreos de la clase política argentina. Ahora bien, el que el gobierno de turno se anote un triunfo de este tipo no quiere decir que la Argentina en su conjunto resultará beneficiada. A la luz de la experiencia reciente del país, es un disparate suponer que si a un presidente le va bien, eso necesariamente redunde en beneficios para la gente. Puesto que el golazo oficial que algunos vaticinan se habría visto posibilitado por una campaña propagandística que en otras circunstancias hubiera sido denunciada por rabiosamente antiargentina, sorprendería que andando el tiempo los costos para el país no alcanzaran dimensiones monstruosas.Es al menos concebible que el estilo pendenciero con el que Kirchner está procurando diluir el contenido del cáliz ponzoñoso que le fue entregado por el cacique puntano Adolfo Rodríguez Saá, el bonaerense Eduardo Duhalde y los asambleístas alegres del carnaval legislativo de tres años atrás ya haya privado a la Argentina de cualquier posibilidad de llegar un día a ser un país desarrollado en el que la mayoría pueda disfrutar de cierta comodidad. De ser así, no sólo la clase política sino también la gente que aprueba el manejo kirchnerista del tema de la deuda están protagonizando uno de los actos finales de una tragedia que podría llamarse "El suicidio de una nación". Como los héroes de los grandes dramas griegos, sólo se darán cuenta de lo que los dioses les tienen reservado cuando ya se haya hecho demasiado tarde. El Gobierno no cree que sea para tanto. Según parece Kirchner, asesorado por literatos de ideas acaso luminosas pero muy poco apropiadas para el aburrido mundo capitalista en el que nos ha tocado vivir, se las ha ingeniado para persuadirse de que el default pertenece a un país que por fortuna ya murió, uno "neoliberal", no al actual que es muy distinto. Así las cosas, pedirle saldar las deudas que fueron acumuladas por la vieja Argentina menemista o delarruista sería tan injusto como exigirle encargarse de las de Bolivia o Nepal. Tan convencido estará Kirchner de que cuando de la economía se trata el pasado –si es que existió, porque según Lavagna fue "una ficción"– no es de su incumbencia, que brinda la impresión de suponer que, en cuanto sea rematado el canje, el resto del mundo reconocerá lo que a su juicio es una verdad patente para reabrirle todas las puertas. ¿Lo hará? Es poco probable, pero Kirchner tiene que asegurarse de que la herida dejada por el default se curará enseguida porque de lo contrario entendería que los costos a largo plazo de su conducta para el país serán tan pesados que sería absurdo enorgullecerse de las ventajas políticas que le reportaría un canje "exitoso". Después de todo, sería inconcebible que un mandatario fuera capaz de subordinar adrede el futuro de millones de compatriotas a su propia hambre de popularidad.La voluntad oficial de apostar a la amnesia de los grandes inversores podría resultar convincente en un país en el que es tradicional que luego de una ruptura constitucional el flamante gobierno se proclame el fundador de una nueva república desvinculada de la de antes o, si es menos ambicioso, de un nuevo ciclo histórico, pero fronteras afuera sólo ocasiona extrañeza. Mal que bien, no es tan fácil abolir el pasado y nadie toma en serio la noción de que entre un peronista, Kirchner, y otro, Carlos Menem, se extienda un abismo tan profundo que para cruzarlo la Argentina tuviera que experimentar una especie de revolución. A quienes se preocupan más por el porvenir del país que por el de un gobierno determinado no les convendría tomar demasiado en serio las palabras balsámicas que de vez en cuando pronuncian dirigentes extranjeros como Jacques Chirac, José Luis Rodríguez Zapatero y Dick Cheney o funcionarios cosmopolitas como Anoop Singh acerca de la recuperación milagrosa de la economía nacional. Afirmarse optimista es su oficio porque no quieren que surjan más problemas. Lo que cuenta en última instancia son "los mercados", y a menos que la Argentina cambie de modo muy drástico, tendrían que transcurrir décadas antes de que comenzaran a confiar en las promesas de sus gobernantes. En la actualidad, muchos operadores los comparan, por eso de la "dureza" de Kirchner y las tácticas sinuosas de Lavagna, con capos mafiosos de la tele estadounidense como Tony Soprano. Mientras tanto, las inversiones significantes, sin excluir las de origen argentino, que no vayan directamente al Primer Mundo irán a China, la India y, en menor medida, Brasil y Chile, países que tal y como están las cosas avanzarán con rapidez en los años próximos dejando que los líderes de una Argentina depauperada sigan quejándose por lo injusto que es un mundo que por pura malicia se niega a entender sus razones.
Noticias.


Piden la inconstitucionalidad de la reforma al Código Penal


Lo planteó ayer un fiscal de La Plata, en una causa por un delito común. La solicitud fue rechazada, pero deberá ser resuelta por la Cámara de Casación.

Fabián Debesa. LA PLATA. CORRESPONSAL

La polémica reforma al Código Penal, que estableció un nuevo mecanismo para la prescripción de delitos, tuvo el primer planteo de inconstitucionalidad. En medio de un juicio oral por tentativa de robo y resistencia a la autoridad, el fiscal platense Rubén Sarlo consideró que la reforma vigente desde el 11 de enero vulnera el principio de "razonabilidad" contemplado en el artículo 28 de la Constitución.La reforma al artículo 67 del Código Penal generó críticas, sobre todo de algunos jueces, que alertaron sobre la posibilidad de que prescriban casos resonantes de corrupción. Con matices, la medida fue defendida por legisladores, varios juristas y el Gobierno, aunque se admitió la necesidad de mejorar la ley, como lo hizo público el ministro de Justicia, Horacio Rosatti. En ese contexto, tal como adelantó ayer Clarín, el Gobierno resolvió enviar un nuevo proyecto de ley al Congreso, para ampliar la reforma tomando algunos de los planteos hechos por Juan Carlos Blumberg en su visita del martes a la Casa Rosada.Ayer, el primer cuestionamiento concreto surgió de un tribunal provincial, en un proceso por un delito común que tiene una pena máxima de dos años de prisión.El pedido de inconstitucionalidad se concretó ante el Tribunal Oral de La Plata y ya fue rechazado por los camaristas Samuel Saraví Paz, Guillermo Labombarda y Patricia de la Serna. No obstante, Sarlo anunció que insistirá con su reclamo ante el Tribunal de Casación Penal de la provincia. Fuentes judiciales no descartan que el expediente siga su camino hasta la Corte Suprema.El planteo se produjo en la primera audiencia del juicio oral contra Gustavo Daniel Luna por robo y resistencia a la autoridad. Su defensor pidió la prescripción del delito porque el último acto interruptivo ocurrió el 7 de agosto de 2002, cuando se realizó la citación al juicio. A criterio del abogado Gabriel Mendy, para entonces el delito había prescripto, según la nueva legislación.La reciente reforma al Código Penal precisó las causales que pueden detener los plazos de prescripción: la comisión de otro delito, el primer llamado a indagatoria, el requerimiento de acusación (elevación a juicio) y la sentencia, aún cuando no esté firme. Los legisladores reemplazaron la denominada "secuela de juicio" que permitía a los jueces establecer según sus criterios qué actos procesales detenían los términos de prescripción.El juicio de La Plata quedó suspendido por el planteo del defensor. El trámite seguirá demorado hasta que un tribunal superior resuelva la discusión jurídica.El fiscal Sarlo utilizó argumentos políticos para solicitar la inconstitucionalidad: "No hubo debate parlamentario y hoy no puede ser analizada para desentrañar la intención del legislador", redactó en su presentación. Agregó: "Los legisladores no cuentan con poder discrecional, por lo tanto debieron expresar públicamente cual es el fundamento de la modificación".El primer impacto de la reforma se registró también en la provincia. La Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata sobreseyó a 31 empleados del Banco Nación acusados de estafa con vales de viáticos, porque pasaron más de 6 años desde que se registró el último movimiento procesal y el caso no se resolvió.
Clarín.

Aseguran que encontraron los restos de Facundo Quiroga


Patricio Downes.
Enterrado de pie, como rezaba la leyenda popular, un equipo de arqueólogos e historiadores informó que halló en el cementerio de la Recoleta el ataúd de bronce con los restos de Facundo Quiroga, recordado como el "Tigre de los Llanos".El descubrimiento se produjo el 9 de diciembre, luego de romper una pared de ladrillos que ocultaba el féretro, según informó ayer el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", a través de su vocero Eduardo Cattáneo.El lugar fue encontrado gracias a un geo-radar, que es un aparato similar a un ecógrafo capaz de detectar si hay huecos detrás de un muro. "Se sabía que el cadáver había sido traído a la Recoleta y que estaba en la bóveda familiar", dijo Cattáneo. La leyenda indicaba que los restos de Quiroga fueron ocultados en los muros de la bóveda, para "liberarlos de la amenaza de exhumarlos y quemarlos", formulada por sus enemigos.Para saber con absoluta certeza que son los restos de Quiroga, todavía es necesario hacer una prueba de ADN, según confirmó a Clarín el arqueólogo Daniel Schávelzon, quien condujo el equipo de la investigación.El próximo miércoles se cumplirán 170 años del asesinato del caudillo riojano (nacido en 1178), ocurrido el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco. Tras una primera sepultura en Córdoba, sus restos llegaron a Buenos Aires en 1836 y fueron llevados a la Recoleta luego de las honras fúnebres en la iglesia de San Francisco.El primer sepulcro era modesto: construido en 1870 y ubicado a unos 20 metros de la entrada al cementerio de la Recoleta y adornado por una imagen de la Virgen Dolorosa, obra del escultor italiano Antonio Tantardini.La bóveda es actualmente propiedad de Leonardo De Marchi, descendiente de Quiroga, quien autorizó la investigación al historiador Jorge Alfonsín, del Instituto Histórico de Investigaciones Históricas. Este organismo pidió la colaboración de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, con el objeto de que la tumba fuera declarada Sepulcro Histórico Nacional. Por ese motivo intervino Schávelzon, director del Centro de Arqueología Urbana de la Universidad de Buenos Aires.Como una primera investigación no dio resultado, ya que se encontraron cajones rotos y urnas sin identificación, el instituto pidió ayuda a técnicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica que usaron un geo-radar para ubicar el lugar donde podrían estar los restos .Junto a la escalera que baja al sótano de la bóveda, el radar descubrió un hueco tapado con mampostería. "Tenía una forma de placard y sobresalía de la pared, por lo que allí se ordenó perforar con martillo y punzón", relató el historiador Roberto Elisalde, quien estuvo presente en la apertura.Una vez rota la pared de ladrillos que cubría el hueco, apareció un ataúd de bronce de color verdoso, sellado con soldadura a la llama, como las que se realizaban en el siglo XIX.Dicen que el cajón se encontró en buen estado, sin perforaciones ni pérdidas, aunque con una pátina de humedad, producto de otras filtraciones que tenía el mausoleo de la familia De Marchi.Con luz ultravioleta, los investigadores leyeron las palabras Quiroga y "muerto en febrero", grabadas sobre la chapa de bronce. También encontraron una cruz de estaño y una segunda cruz de hierro forjado con los extremos del mismo metal, una obra típica del siglo XIX, con un corazón de chapa de hierro en el centro.
Clarín.

viernes, febrero 11, 2005

Murió Arthur Miller


Escribió obras fundamentales de la literatura contemporánea como “La muerte de un viajante” y “Las brujas de Salem”. También estuvo casado tres veces, una de ellas con Marilyn Monroe.

Su comienzo se puede pensar en el escenario de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Vivió ambas con tanta sensibilidad que plasmó su desconcierto de manera inigualable en el papel. Transformó la escena teatral de Nueva York y la literatura con obras como “La muerte de un viajante” y “Las Brujas de Salem”. Vivió la escena beat y fue uno de sus líderes. Vivió para ganar un Pulitzer y para casarse tres veces, una de ellas con Marylin Monroe. Ya había anunciado un cuarto paso por el altar, a sus 89 años. Vivió una vida plena Arthur Miller, hasta hoy. Su final se puede pensar a partir de hoy. La muerte del dramaturgo, una de las pocas figuras de la literatura contemporánea a las que les cabía perfectamente la palabra célebre, fue anunciada hoy por sus allegados, pero en realidad ocurrió ayer. Estaba enfermo de cáncer y su salud se había agravado por una pulmonía y problemas del corazón. A su lado estaban su hermana Joan Copeland, su hija Rebecca Miller, casada con el actor Daniel Day Lewis, y Agnes Bailey, la joven pintora de 34 años con la cual Miller vivió su último romance. Bailey iba a ser su cuarta esposa. Antes había pasado por el compromiso con la mujer de su adolescencia, por el desvelo con una gran estrella y por el gran amor. Primero estuvo casado con Mary Slattery, una chica que conoció en la escuela preparatoria y que fue la madre de sus dos hijos. Cuando rompió esta relación, Monroe pasó a ser su esposa, lo fue durante casi cinco años, a pesar de que era diez años menor que él, pero la relación se destruyó por la adicción a las drogas y el alcohol de la actriz. Mejor suerte tuvo con su tercera mujer, la fotógrafa austríaca Inge Morath, con la que estuvo casado por 40 años. Su obra fue tan grande que no se vio opacada ni siquiera con semejante vida sentimental. “La muerte de un viajante" recibió el Pulitzer en 1949, cuando Miller tenía apenas 33 años. Otros títulos seguramente refrescan la memoria: "Las brujas de Salem", "Panorama desde el puente", "Después de la caída", "Incidente en Vichy", "El precio" y "El arzobispo". Todos ellos fueron de alguna manera producto de una infancia problemática. Nació el 17 de octubre de 1915 en Nueva York, en una familia de inmigrantes judíos. Su padre fue un fabricante de abrigos arruinado por la Crisis de los 30 y debió trabajar desde muy joven en un almacén para poder estudiar periodismo. Con su imaginación puesta al servicio del teatro superó esas dificultades. Y fue más lejos. Con su historia sobre Salem inició una costumbre que iba a ser un hito de su carrera: la crítica aguda y corrosiva con la literatura como metáfora y arma política. Era un alegato contra la caza de brujas que el senador Joseph McCarthy había iniciado contra todo lo que oliera a comunismo en los Estados Unidos. De hecho, sufrió ese método inquisitorial en su propia carne, cuando en 1956 fue condenado por desacato. También se opuso a la intervención militar estadounidense en Corea y en Vietnam. Y fue presidente del Pen Club, un reducto de escritores en defensa de la libertad de expresión. Llegó a ver a la dinastía Bush en el poder en su país. “No me gusta su política”, dijo sobre la gestión del mayor de la familia, hace pocos años. Ya se gestaba el escenario de su final y mantenía la sensibilidad, aunque ya no la plasmaba en el papel. Ese final, ahora, ya se puede pensar.
Clarín

Rechazan el pedido de un hombre para aplicar la eutanasia a su mujer

Está en estado vegetativo desde hace 5 años, cuando dio a luz a su cuarto hijo.


Fabián Debesa. LA PLATA. CORRESPONSALIA

Luego de un extenso debate jurídico, la Suprema Corte bonaerense rechazó un pedido para aplicar la eutanasia a una mujer de 38 años que permanece en estado vegetativo desde hace más de cinco años.El pedido para interrumpir la alimentación e hidratación artificiales a la paciente fue solicitado por el propio esposo, ante el Tribunal de Familia número 2 de San Isidro. En primera instancia los jueces negaron la petición. Entre otros argumentos, porque los padres y hermanos de la mujer no estaban de acuerdo con esa decisión.El expediente llegó hasta la Corte provincial y los siete ministros que intervinieron en el caso rechazaron —con distintos fundamentos— el reclamo del marido. En Tribunales explicaron que el fallo es coincidente con la jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación.De acuerdo con la sentencia a la que tuvo acceso Clarín, M. d C. S. (sólo figuran las iniciales de la enferma para preservar su intimidad) tuvo severos trastornos respiratorios que derivaron en una encefalopatía y convulsiones generalizadas en julio de 1998. Fue después de dar a luz a su cuarto hijo. Entonces, tenía 32 años.Enseguida, los médicos tuvieron un diagnóstico desalentador: "Daño cerebral irreversible; sólo se observa vida vegetativa, no puede comprender sus actos ni dirigir sus acciones". Por eso, M. G., el cónyuge de la mujer inició en San Isidro —cinco meses después del accidente cerebral— una causa para declarar la insanía de su esposa y para hacerse cargo de la curatela. El Tribunal de Familia accedió.En mayo de 2002, el mismo organismo judicial rechazó a M. G. el primer pedido de eutanasia.Entre los argumentos a favor de interrumpir el tratamiento médico, el esposo incorporó declaraciones de amigos y allegados que aseguraban que "M. d C. nunca hubiera querido vivir así". También adjuntó una opinión de un obispo, quien habría apuntalado la posición del marido: "Estoy de acuerdo con la posición de otros sacerdotes que consultaste y que entienden que es moralmente aceptable dejar morir a tu esposa", transcribió el hombre en uno de los escritos.El dictamen de la Corte provincial incluye jurisprudencia comparada y consideraciones sobre los derechos "personalísimos" —como el derecho a la vida— consagrados en la Constitución Nacional. "En EE.UU. y Gran Bretaña está contemplada la posibilidad de que un representante legal o los familiares decidan por un paciente a través del testamento vital. Eso no está previsto en nuestras leyes", explicó el juez Juan Carlos Hitters. Después agrega: "El derecho a la vida impone que siempre debe optarse por la solución más favorable a su prolongación".También los jueces evaluaron las discrepancias entre los familiares, porque no todos estaban de acuerdo con la suspensión del tratamiento. "No me encuentro en condiciones —como juez— de proveer una autorización para la muerte", concluyó Hitters.El esposo, en su presentación había planteado que "ella merece morir dignamente y no permanecer en forma indefinida y subhumana en la vida vegetativa".Un ministro del Tribunal Superior rebatió ese fundamento. "El derecho a vivir y morir con dignidad, sólo puede ser ejercido por su titular", consideró el ministro Francisco Roncoroni.Eduardo Pettigiani —otro de los jueces que intervino en el debate— sostuvo que "si se les dejara elegir a los enfermos, decidirían por la obstinación más que por el abandono". Con otros sustentos jurídicos, éticos y religiosos votaron contra el pedido de eutanasia Héctor Negri, Hilda Kogan, Luis Genoud y Daniel Soria.

Clarín.

sábado, febrero 05, 2005

El poder de la democracia

Por JAMES NEILSON

Una generación atrás, cuando el manisero sureño Jimmy Carter hizo de la defensa de los derechos humanos el eje de la política exterior estadounidense, los realistas conservadores de medio planeta se mofaron de su idealismo candoroso. ¿Por qué enojar a nuestros amigos criticándolos por atenerse a sus propias tradiciones en la materia?, se preguntaron los norteamericanos. Sin embargo, lo que el canciller del régimen de Jorge Rafael Videla calificó del imperialismo de los derechos humanos resultó ser un arma muy potente que contribuyó mucho al colapso de la Unión Soviética. Fue entonces que los norteamericanos más previsores se dieron cuenta de que aferrarse al viejo principio de Franklin Roosevelt, según el que aun cuando un tirano exótico fuera un hijo de perra lo importante sería asegurar que fuera nuestro hijo de perra podría reportarles más disgustos que beneficios.
Con todo, la voluntad de la que hizo gala al asumir su segundo mandato el presidente George W. Bush de llevar la libertad hasta los rincones más recónditos del mundo, luchando contra la tiranía con el propósito de terminar con ella, también motivó protestas y burlas, aunque en esta ocasión los realistas más indignados no han sido los conservadores, sino los progresistas que tomaron sus palabras por una declaración de guerra contra buena parte del mundo, como si la única forma de promover la democracia consistiera en bombardear a los reacios a permitirla en sus feudos, método que no podría justificarse porque, además de ser cruento, ¿qué derecho tiene la superpotencia a obligar a otros países a copiar sus instituciones? Aunque Bush procuró contestarlos aseverando que su objetivo no es imponer su propio estilo de gobierno sino ayudar a otros a tener su propia voz, obtener su propia libertad, la reacción general fue de alarma y escepticismo.
Diez días después de la segunda inauguración de Bush, empero, el clima internacional cambió radicalmente gracias al heroísmo de los millones de iraquíes que a pesar de una campaña terrorista despiadada y los planteos sibilinos de quienes afirmaban que votar significaría colaborar con la ocupación, en su opinión un crimen capital, protagonizaron una de las manifestaciones públicas a favor de la democracia más impresionantes de la historia. Puede que pocos entendieran muy bien todos los detalles y que algunos hayan soñado con una tiranía religiosa, pero a juicio de los más la elección iraquí mostró que de tener la oportunidad hasta los pueblos más acostumbrados al despotismo, encabezados por los árabes, optarían por vivir en democracia.
Desde luego que la postura de Bush tiene mucho que ver con el interés nacional de los Estados Unidos. Como se vio confirmada, de manera un tanto irónica, por la oposición del grueso de la opinión pública mundial a la invasión de Irak, las sociedades democráticas suelen ser llamativamente más pacíficas y más transparentes que las tiranías. A la gente no le gustan las aventuras militares y propende a concentrarse en sus asuntos internos. Si bien algunas democracias como la española aún producen terroristas, no lo hacen en escala industrial. Por cierto, en un mundo sin dictaduras, sería difícil que se formara una red como Al-Qaeda o que un Estado canalla se convirtiera en un fabricante y exportador de artefactos nucleares para usar contra los países desarrollados. Entre otras cosas, la democracia es un tranquilizante.
Los artífices de la invasión de Irak previeron que su eventual transformación en una democracia serviría para desestabilizar a los regímenes de la región, empezando con el saudita y el iraní. Aunque los problemas propios de países que dependen casi por completo del petróleo podrían resultar insuperables, aquel proyecto ya no parece tan fantasioso como fue el caso hace apenas una semana. En todo el Medio Oriente, el espectáculo brindado por iraquíes que con orgullo desafiaban a los pistoleros, decapitadores y bombas humanas para votar reemplazó en los noticieros por un par de días los informes sobre lo atentados mortíferos y los crímenes cometidos por los ocupantes, mientras que comentaristas antes cínicos hablaron de lo positivo que sería que ellos también pudieran disfrutar del mismo derecho.
Como sabemos muy bien, la idea de que la democracia sí sea posible es sumamente contagiosa. En un lapso muy breve, puede difundirse por todo un continente que antes fue considerado resistente al virus. En los años ochenta, se democratizó la mayor parte de América latina. En los noventa, se consolidó la democracia en Europa oriental. Impulsado por el estallido de las comunicaciones electrónicas la televisión satelital, la Internet -, en la actualidad el principio maligno de la democracia, para citar al jefe de los islamistas en Irak, está propagándose con rapidez en el mundo árabe, en Irán, en el África subsahariana y en el Lejano Oriente. Si bien muchos gobiernos de países presuntamente comprometidos con el sistema democrático y los valores que subyacen en él aún suponen que les conviene más congraciarse con dictadores que arriesgarse respaldando a los disidentes, tal actitud, de apariencia tan realista, es en verdad miope. A la larga, les resultaría mucho más provechoso solidarizarse con los que bien podrían estar en el poder mañana que ser recordados por su lealtad hacia déspotas que pronto serían derrocados y despreciados.
Si, como mucho temen, los teócratas iraníes se dotan de las bombas nucleares que conforme a algunos voceros del régimen utilizarían enseguida contra Israel, solucionando así el problema ocasionado por la presencia judía en tierras antes islámicas, Estados Unidos podría sentirse obligado a tomar medidas militares. Pero tal vez a Bush no le sea necesario ir tan lejos. Los iraníes, sobre todo los jóvenes, están tan hartos de ser regenteados por clérigos brutales y oscurantistas que según se informa la mayoría festejó el triunfo de Bush en las elecciones recientes. Por lo tanto, Irán parece maduro para una versión local de la Revolución Naranja prenavideña en Ucrania, donde en pleno invierno los millones, en su mayoría jóvenes, que acamparon en la capital lograron deshacerse de un gobierno autoritario y mendaz para asegurar el triunfo de Víctor Yushchenko, un político pro-occidental. Según los antinorteamericanos más empedernidos, se trataba de un operativo manejado con habilidad asombrosa por la CIA, pero así y todo nadie puede dudar de la legitimidad del gobierno resultante.
En términos militares, Corea del Norte, el tercer integrante del eje del mal denunciado hace varios años por Bush, es incomparablemente más formidable que el Irak de Saddam Hussein o el otro socio del club, el Irán de los ayatolás. Sin embargo, aunque lo que está sucediendo en aquella dictadura tan opaca como cruel difícilmente podría ser menos claro, los interesados en su evolución dicen que podría derrumbarse en cualquier momento, para consternación de los surcoreanos que tendrían que encargarse de millones de compatriotas famélicos. Y como si esto no les fuera suficiente, la mano de obra desocupada que heredarían del régimen comunista les plantearía problemas mucho más graves que los provocados por la notoria mafia rusa que sobrevivió a la implosión de la Unión Soviética.
Antes de ser aprobada como la nueva secretaria de Estado de Bush, la princesa guerrera Condoleezza Rice produjo una nueva lista de malos que es de suponer pronto recibirían su merecido. Entre ellos estuvo la dictadura de Fidel Castro, la bestia negra de una larga serie de presidentes estadounidenses. ¿Estará en el poder Fidel cuando Bush ya se haya jubilado? Es posible, pero no es demasiado probable porque le está pisando los talones un enemigo que es mucho más temible que Estados Unidos: el tiempo. Castro pronto será un ochentón, de modo que él, más su régimen, tienen los días contados. Puede entenderse, pues, el optimismo que, a pesar de la hostilidad desdeñosa de las elites mediáticas europeas, norteamericanas y latinoamericanas, sienten Bush, Rice y los tan denostados neoconservadores de Washington. Creen que los vientos de la historia están soplando en su favor. En efecto no es inconcebible que, antes de terminar el segundo mandato del tejano, Irán, Cuba e incluso Corea del Norte hayan iniciado sus propias revoluciones democratizadoras sin que le sea preciso hacer mucho más que brindar a los disidentes su apoyo moral, diplomático y financiero. Todavía quedarían algunos huesos duros de roer como Egipto, Arabia Saudita, Pakistán y, el mayor de todos, China, pero por ser tan poderoso el atractivo de la democracia sorprendería que para entonces los regímenes de dichos países no estuvieran intentando defenderse mediante reformas que, al abrir un poco las esclusas, permitirían que las corrientes democráticas que ya se dan crecieran hasta provocar inundaciones serían incontrolables.
Noticias.



Presidente Bush