El Universal

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sábado, febrero 26, 2005

EE.UU. debate sobre la mente de los asesinos más brutales


Los psiquiatras forenses discuten acerca del concepto de "maldad". Un experto clasificó 22 niveles de comportamiento malvado.
Benedict Carey. THE NEW YORK TIMES. ESPECIALMuchas veces, los asesinos hacen algo más que cometer un crimen. Algunos seducen a sus víctimas y las someten a torturas prolongadas. Otros tienen gustos exóticos, por la vivisección y la humillación sexual. Muchos realizan sus rituales horrorosos tanto por placer como por cualquier otra razón.Algunos científicos forenses se pusieron a pensar en esta gente no simplemente como personas perturbadas sino como personas "malas", en el sentido de que su salvajismo deliberado y habitual desafía cualquier explicación psicológica o intento de tratamiento.La mayoría de los psiquiatras suele evitar la palabra "malo": dicen que su uso precipitaría un juicio moral que podría derivar en penas de muerte innecesarias y oscurecería la comprensión de los crímenes violentos.Aun así, muchos forenses dicen que su trabajo los obliga a reflexionar sobre el concepto del mal y algunos hasta admiten que no pueden encontrar otro término para ciertos individuos que han evaluado.En un esfuerzo por estandarizar qué hace que un crimen se torne particularmente atroz, un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York ha desarrollado lo que llama una escala de depravación, que califica el horror de un acto por la suma de sus detalles macabros.Por otra parte, un experto en personalidad de la Universidad de Columbia publicó una jerarquía de 22 niveles de comportamiento malvado, que deriva de biografías detalladas de más de 500 criminales violentos. "Estamos hablando de personas que cometieron atrocidades, que lo hacen a repetición, que saben lo que están haciendo y que actúan en tiempos de paz", dijo el doctor Michael Stone, el psiquiatra de Columbia. "Sabemos quiénes son estas personas y cómo se comportan" y es hora, dijo, de ponerle nombre a su comportamiento.Los líderes religiosos occidentales, los teóricos de la evolución y los investigadores psicológicos coinciden en que casi todos los seres humanos tienen la capacidad de cometer actos brutales, incluso cuando no están directamente amenazados."El mal es endémico, es constante, es potencial en todos nosotros. Casi todos hemos cometido actos malvados", dijo el doctor Robert Simon, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Georgetown. El doctor Simon considera que la noción de maldad no tiene sentido en la psiquiatría forense, en parte porque la maldad reside en el ojo del observador y está moldeada por valores culturales y religiosos.El doctor Stone sostiene que su interés en el mal empezó con los nombres de muchos criminales atroces, que fueron encerrados de por vida o ejecutados: Theodore Bundy, ex estudiante de derecho sentenciado por matar a dos mujeres jóvenes en Florida y asociado a decenas de homicidios en los 70; John Wayne Gacy, de Illinois, el homicida convicto que estranguló a más de 30 chicos y los enterró debajo de su casa; Iann Brady que, junto con su novia, Myra Hindley, torturó y mató a chicos en Inglaterra en los 60.En los últimos años, los neurocientíficos descubrieron que los psicópatas tienen una diferencia física en la función cerebral. En abril del año pasado, investigadores canadienses y norteamericanos informaron en un estudio por imágenes del cerebro que los psicópatas procesaban ciertas palabras abstractas —como "futuro" o "poder"— de manera diferente que los no psicópatas. Además, los resultados preliminares de nuevas investigaciones por imágenes revelaron aparentes disparidades en la manera en que los psicópatas procesan mentalmente ciertas fotografías, como escenas de accidentes, dijo el doctor Kent Kiehl, profesor adjunto de psiquiatría en Yale.Nadie sabe cuán significativas son estas diferencias o si son el resultado de factores genéticos o sociales: hogares destruidos y traumas infantiles son comunes entre los asesinos brutales.El uso de jerarquías y otros exámenes psicológicos para sustentar un concepto tan cargado como el mal podría ser contraproducente, según muchos psiquiatras. No todos los asesinos violentos son psicópatas, ni la mayoría de los psicópatas son criminales violentos. Y sugerir que la psicopatía o algún otro perfil es una medida confiable del mal, dicen, sería irresponsable y pondría en peligro la credibilidad de la profesión.Aunque se lo utilice juiciosamente, dicen otros expertos, el concepto de maldad es lo suficientemente fuerte como para oscurecer los problemas mentales y los rasgos intelectuales que motivan a los asesinos brutales. Se dice que Bundy, el asesino serial, era muy romántico y cariñoso con sus novias, mientras que se refería a sus víctimas como "bienes dañados", dijo el doctor Simon.Gacy, un empresario exitoso, creaba una figura de payaso para levantarle el ánimo a los chicos enfermos. "Era un hombre muy útil en muchos sentidos", dijo el doctor Richard Rappaport, psiquiatra forense. "La principal razón por la que es mejor evitar hablar del mal, al menos ante los jueces, es que, para muchos, evoca un satanás personalizado, la idea de que existe una causa sobrenatural para el mal comportamiento", dijo el doctor Park Dietz.
TRADUCCION: CLAUDIA MARTINEZ
Clarín.