El Universal

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domingo, septiembre 25, 2005

Neilson dixit (V)

"Para los peronistas, la Capital Federal siempre ha sido un distrito bastante inhóspito poblado por individuos reacios a rendirse a sus encantos. Aunque en los años noventa, cuando la Argentina era otro país y el riojano Erman González logró darles una alegría, por lo general sus candidatos sólo han merecido el desprecio del electorado. No sorprende, pues, que para disgusto de Néstor Kirchner las encuestas sigan insistiendo en ubicar a su hombre bien detrás de la molesta arista Elisa Carrió y el perverso "neoliberal" Mauricio Macri. Desde el punto de vista de Kirchner, se tratará de una injusticia inexplicable ya que desde el día en que se supo el próximo presidente se ha esforzado tanto por congraciarse con los progres porteños, diciendo las cosas que les complacen oír y repitiendo con gran vehemencia sus quejas habituales contra el estado actual del universo. Para colmo, Kirchner honró a la Capital ofreciéndole lo que según las pautas presidenciales ha de considerarse un candidato de lujo, nada menos que el canciller Rafael Bielsa, un personaje civilizado que ningún porteño en sus cabales soñaría con confundir con los caciques peronistas toscos que manejan buena parte del conurbano bonaerense y que para el gobierno encarnan "la vieja política".El vate rosarino tendrá sus méritos, pero parecería que sus muchos dones no incluyen la capacidad para enfervorizar a la gente o para persuadirla de que por fin el peronismo se ha curado de sus vicios ancestrales. Ha tratado de hacerlo, pero los resultados han sido decepcionantes. Además, si bien cuenta con el prestigio de ser canciller, lo que le permite codearse con los grandes del mundo y enseñarles la verdad argentina, su función lo obliga a hablar con cierto cuidado toda vez que alude a la maldad típica de los gobiernos extranjeros. Puesto que la xenofobia tiene un lugar importante en el arsenal retórico de Kirchner, si Bielsa optara por emularlo las consecuencias serían sin duda interesantes, pero felizmente para aquellos diplomáticos cuyo trabajo consiste en asegurar a sus interlocutores de otras latitudes que los exabruptos presidenciales son sólo para el consumo interno y que por lo tanto sería un error interpretarlos al pie de la letra, hasta ahora cuando menos el candidato ha preferido un estilo menos fogoso.Es posible que esto cambie en las próximas semanas, sobre todo si los rivales de Bielsa procuran aprovechar la larga trayectoria como funcionario apolítico que lo llevó a trabajar para una serie de gobiernos, comenzando con la dictadura militar e incluyendo a los encabezados por Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Claro, es muy injusto criticarlo por actuar como decenas de miles de otros ciudadanos rectos que como él se limitaban a desempeñar funciones imprescindibles sin preocuparse demasiado por la coloración política del gobierno de turno, pero ya que Kirchner se ha especializado en atacar a casi todos los vinculados con el pasado nacional la tentación de hacerlo está resultando irresistible para políticos como Macri. La réplica de Bielsa -Macri es "un embustero sin escrúpulos"- no tuvo nada que ver con el asunto y de todos modos lo que el boquense dijo del currículum vitae del canciller es de dominio público, pero acaso al gobierno le convendría recordar que en la Argentina escasean los políticos que nunca jamás colaboraron con un régimen que más tarde sería satanizado por los comprometidos con un sucesor. Demás está decir que ni Kirchner ni los miembros principales de su gobierno forman parte de este puñado minúsculo de santos cívicos.Consciente de que para conseguir más votos de la clientela peronista natural tendrá que labrarse una imagen que sea menos cerebral que la que se plasmó a través de los años, Bielsa se ha propuesto convencerla de que las apariencias no obstante es en el fondo un auténtico hombre del pueblo. Ya que no lo es, la tarea así supuesta dista de ser sencilla, razón por la que no es sorprendente que los primeros resultados hayan sido cuando menos curiosos. En una entrevista con La Nación, el canciller juró que se convirtió en peronista cuando era un burguesito rico porque le encantaba escuchar hablar a las mucamas que para él representaban "la aventura y el placer". Se habrá dicho: las mucamas aman a Evita y me aman a mí, ergo yo también tengo que amarla. Por suerte, en Alemania pocos políticos de cierta edad se dejaron influir de por vida por la adoración que las mucamas sentían por Adolf Hitler. Aún más extraña, si cabe, es la relación privilegiada de Bielsa con la Virgen. Dice que lo visita de noche en su dormitorio dejando "un olor a flores y a cítricos", lo que a su juicio ha de ser muy significante. Parecería que su esposa no se siente preocupada por estas inocentes aventuras nocturnas de su marido piadoso".

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