El Universal

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sábado, febrero 12, 2005

Aseguran que encontraron los restos de Facundo Quiroga


Patricio Downes.
Enterrado de pie, como rezaba la leyenda popular, un equipo de arqueólogos e historiadores informó que halló en el cementerio de la Recoleta el ataúd de bronce con los restos de Facundo Quiroga, recordado como el "Tigre de los Llanos".El descubrimiento se produjo el 9 de diciembre, luego de romper una pared de ladrillos que ocultaba el féretro, según informó ayer el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", a través de su vocero Eduardo Cattáneo.El lugar fue encontrado gracias a un geo-radar, que es un aparato similar a un ecógrafo capaz de detectar si hay huecos detrás de un muro. "Se sabía que el cadáver había sido traído a la Recoleta y que estaba en la bóveda familiar", dijo Cattáneo. La leyenda indicaba que los restos de Quiroga fueron ocultados en los muros de la bóveda, para "liberarlos de la amenaza de exhumarlos y quemarlos", formulada por sus enemigos.Para saber con absoluta certeza que son los restos de Quiroga, todavía es necesario hacer una prueba de ADN, según confirmó a Clarín el arqueólogo Daniel Schávelzon, quien condujo el equipo de la investigación.El próximo miércoles se cumplirán 170 años del asesinato del caudillo riojano (nacido en 1178), ocurrido el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco. Tras una primera sepultura en Córdoba, sus restos llegaron a Buenos Aires en 1836 y fueron llevados a la Recoleta luego de las honras fúnebres en la iglesia de San Francisco.El primer sepulcro era modesto: construido en 1870 y ubicado a unos 20 metros de la entrada al cementerio de la Recoleta y adornado por una imagen de la Virgen Dolorosa, obra del escultor italiano Antonio Tantardini.La bóveda es actualmente propiedad de Leonardo De Marchi, descendiente de Quiroga, quien autorizó la investigación al historiador Jorge Alfonsín, del Instituto Histórico de Investigaciones Históricas. Este organismo pidió la colaboración de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, con el objeto de que la tumba fuera declarada Sepulcro Histórico Nacional. Por ese motivo intervino Schávelzon, director del Centro de Arqueología Urbana de la Universidad de Buenos Aires.Como una primera investigación no dio resultado, ya que se encontraron cajones rotos y urnas sin identificación, el instituto pidió ayuda a técnicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica que usaron un geo-radar para ubicar el lugar donde podrían estar los restos .Junto a la escalera que baja al sótano de la bóveda, el radar descubrió un hueco tapado con mampostería. "Tenía una forma de placard y sobresalía de la pared, por lo que allí se ordenó perforar con martillo y punzón", relató el historiador Roberto Elisalde, quien estuvo presente en la apertura.Una vez rota la pared de ladrillos que cubría el hueco, apareció un ataúd de bronce de color verdoso, sellado con soldadura a la llama, como las que se realizaban en el siglo XIX.Dicen que el cajón se encontró en buen estado, sin perforaciones ni pérdidas, aunque con una pátina de humedad, producto de otras filtraciones que tenía el mausoleo de la familia De Marchi.Con luz ultravioleta, los investigadores leyeron las palabras Quiroga y "muerto en febrero", grabadas sobre la chapa de bronce. También encontraron una cruz de estaño y una segunda cruz de hierro forjado con los extremos del mismo metal, una obra típica del siglo XIX, con un corazón de chapa de hierro en el centro.
Clarín.