El Universal

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domingo, enero 16, 2005

Pío XII: polémica por el destino de niños huérfanos judíos


Habían sido confiados a la Iglesia para salvarlos del nazismo. El no quiso restituirlos.

Julio Algañaraz. VATICANO CORRESPONSAL

En marzo entrará en una nueva fase el proceso de beatificación de Pío XII, con la primera sesión de la Comisión de Historiadores que deberán examinar la "Positio", es decir los documentos y testimonios recogidos por el postulador de la causa. El Vaticano quiere demostrar así su decisión de contrastar la tormenta de polémicas contra la elevación a los altares del papa Eugenio Pacelli, que reinó entre 1939 y 1958, por sus ambigüedades y silencios frente a la persecución y el exterminio de millones de judíos por parte del régimen nazi de Adolf Hitler.Las polémicas se han reavivado en este comienzo de 2005, cuando el actual pontífice Juan Pablo II podría proclamar beato a su predecesor Pío XII. La beatificación es el primero de los dos escalones hacia la santidad. El segundo es la canonización, que extiende el culto del santo obligatoriamente a toda la Iglesia universal.Las nuevas discusiones contra la figura dramática, conservadora, hierática, centralista, de Eugenio Pacelli, el último de los Papas romanos nacido en la "Urbi" (la ciudad de Roma), verdadero corazón palpitante del catolicismo universal, fueron desatadas por el Corriere della Sera de Milán. Un conocido especialista en argumentos católicos, Alberto Melloni, publicó un documento inédito del ex Santo Oficio (a su vez ex Inquisición), con fecha 20 de octubre de 1946, sobre los niños judíos que durante la ocupación alemana de Francia fueron confiados por sus familiares a instituciones y familias católicas para salvarles la vida.El contenido del documento es "aplastante", según Melloni y "horroroso" para el presidente de las comunidades hebreas italianas, profesor Amos Luzzatto. Más de 70 mil judíos franceses fueron deportados a Alemania durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial y pocos regresaron vivos.La guerra había concluido desde hacía más de un año. Las familias hebreas y los padres sobrevivientes de esos chicos, los buscaban para restituirlos a su ambiente. Las instrucciones fueron enviadas al parecer a los obispos franceses. Pero fue también notificado por el Santo Oficio al nuncio del Papa en París, monseñor Angelo Roncalli, el futuro papa Juan XXIII.Las instrucciones ordenan que "en la medida de lo posible" no se informe por escrito a las autoridades judías acerca de los pequeños en poder de la Iglesia. Cuando no haya otro remedio que responder, se debe responder que la Iglesia tiene que investigar cada caso.Muchos de esos niños judíos habían sido bautizados por las familias, escuelas, iglesias y conventos católicos donde estaban escondidos. El ex Santo Oficio, que comunica al nuncio Roncalli y los obispos que la decisión "ha sido aprobada por el Santo Padre", o sea por Pío XII, señala que los pequeños hebreos bautizados cristianos "no podrán ser confiados a instituciones que no sepan asegurar su educación cristiana".En cuanto a los niños no bautizados "que no tengan más a sus progenitores" y de los cuales "la Iglesia se ha hecho cargo, no es conveniente que sean abandonados" a personas "que no tienen derechos sobre ellos". La mención a la ausencia de los padres no aclara que ello se debe a que fueron exterminados por los nazis.Las instrucciones señalan que en cuanto a los niños que fueron confiados a la Iglesia y que sus padres reclaman, "podrán ser restituidos siempre y cuando no hayan sido bautizados".El historiador Alberto Melloni señala que al parecer el nuncio Roncalli (y futuro papa Juan XXIII), maniobró para no cumplir a la letra las instrucciones, como hicieron también varios obispos.El postulador de la causa de Pío XII y varios escritores y dirigentes de organizaciones católicas que intervienen en las polémicas, pusieron en cuestión la autenticidad del documento. En las discusiones desatadas por el documento, no faltan quienes justifican la actitud de Pío XII en el "espíritu de la época", que cambió con el pontificado de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II.
Clarín.