El Universal

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domingo, enero 02, 2005

Historias de porteños que crean cultura a la vuelta de la esquina

Pintan murales en las paredes de sus cuadras, organizan bibliotecas, recuperan teatros y se cosen sus trajes para bailar en las murgas. Todos ganaron subsidios para poder seguir adelante con sus proyectos.

Elena Peralta.
los días sueñan con trabajar de algo de lo que todavía no viven. Son empleados, amas de casa, carniceros y vigiladores que, además, hacen cultura en Buenos Aires. Y se animan a pensarla desde un lugar diferente. Un sitio que queda más cerca del bar de la esquina, el corazón y el barrio, que de los grandes escenarios. Ahora tienen un poco más de cuerda para pelearla. La Ciudad acaba de premiar con subsidios a más de 400 artistas, pymes y microemprendedores culturales porteños que se juegan todo para triunfar.Los elegidos van desde periódicos barriales que no tienen plata para pagar el papel hasta centros culturales en default. En el medio, una larga lista de ideas originales pensadas por creativos con todo para ser exitosos, pero sin un peso para financiarlas.Los subsidios forman parte del Fondo Cultura BA, un programa del Gobierno porteño similar al Fondo Nacional de las Artes, y que se aplica por primera vez en la Ciudad. "La convocatoria nos sorprendió", asegura el secretario de Cultura porteño, Gustavo López. En total, se presentaron 3.157 solicitudes. "Recibimos una gran cantidad de propuestas nuevas relacionadas con lo comunitario y con la respuesta desde lo cultural a la crisis de 2001", agregó el funcionario.Y muchos de los subsidiados tienen que ver con eso. Si bien figuran muchas instituciones porteñas famosas, como la Casa del Teatro o La Botica del Angel, hay una gran cantidad de clubes de barrio, bibliotecas comunitarias y diseñadores off.La mayoría recibió menos de lo pedido. Es que los $ 4.500.000 acreditados en el presupuesto del Fondo tuvieron que ser repartidos entre muchos más de los esperados. Se premió a los mejores en cinco líneas: creadores, microemprendimientos, industrias culturales, patrimonio y arte joven. La plata que recibieron llegó a $ 24.586, en el caso de la recuperación de edificios de valor patrimonial, pero en la mayoría promedió los $ 4.000.Ninguna fortuna pero una ayuda muy importante para muchos. Para la biblioteca Ernesto Sabato el dinero significa las ventanas de la sala, el único contacto con la lectura que tienen más de 60 chicos del barrio Zavaleta, uno de los rincones más humildes de Parque Patricios. Y en el caso de la murga "Los encantados de Lugano", levitas para sus integrantes."Es la posibilidad de arreglar las butacas y terminar la instalación eléctrica", dice Pablo Poliakoff, director de la Casa San Antonio, un teatro montado en Almagro por los curas salesianos. Allí funcionó la primera sede del club San Lorenzo, mucho antes de que se construyera el Gasómetro en avenida La Plata. Ahora quieren abrirlo como escenario gratuito para el barrio. También hubo lugar para los nostálgicos, como los que los fines de semana arman una milonga en la glorieta de Barrancas de Belgrano. Y para los que se empeñan en reconstruir cómo se vivía en el Buenos Aires antiguo, como Lis Anselmi y Hugo Aquino, de día empleados de la Manzana de las Luces y de noche entrenados baqueanos de sus túneles. Cada uno artífice de un pedacito de la cultura de Buenos Aires.
Clarín.